Thomas Storrs, el banquero que rompió las barreras
El estadounidense, fallecido el pasado 10 de febrero, hizo de un banco regional del Estado de Charlotte el germen del Bank of America
Thomas Storrs, exconsejero delegado del North Carolina National Bank (NCNB), era un banquero de otra época. Su visión llevó a convertir este banco regional en lo que hasta hace unos meses fue el grupo financiero por activos más grande en EE UU. Storrs marcó el camino de lo que ahora es el Bank of America, la segunda entidad del país, y convirtió Charlotte, donde tiene su sede, en el segundo centro financiero del país. Storrs murió a los 93 años el 10 de febrero.
Su forma de entender el negocio desafió las reglas de la época, que enmarcaban esencialmente las operaciones de los bancos comerciales al Estado en el que estaban establecidos. Para colmar lo que fue prácticamente una obsesión, buscó una puerta trasera en la legislación. Y la encontró y la explotó con determinación. Quería llevar el negocio más lejos y poner a Charlotte en el mapa. La ventana legal la encontró en Florida, lo que le permitió comprar los primeros tres bancos. Eso fue en 1982, un año antes de jubilarse. Hugh McColl continuaría la expansión, que tendría su colofón en la compra 15 años después de una firma con sede en San Francisco conocida como BankAmerica.
Storrs nació en 1918 en Nashville (Tenessee), aunque creció en Richmond (Virginia). Su padre sufrió importante reveses en su negocio durante los años de la Gran Depresión y también problemas de salud, lo que le obligaron a abandonar sus estudios y empezar a trabajar con 15 años. Tres años después accedería a la Universidad de Virginia, donde se graduaría. Como muchos de su generación, se alistó y sirvió como oficial durante la Segunda Guerra Mundial. Después sería llamado a filas en la Guerra de Corea. Al regreso de la contienda se doctoró en Económicas por la Universidad de Harvard. Estudios que compaginó con el trabajo para la Reserva Federal de Richmond, donde llegó a ser ocupar el puesto de vicepresidente.
En 1959 fue puesto al frente de la filial del banco central estadounidense en Charlotte. Un año después entraría en el NCNB como vicepresidente ejecutivo, donde tomaría las riendas en 1974 y llegaría a encontrar fondos para evitar su quiebra. Como ahora, entonces fueron años muy difíciles por las turbulencias económicas. Hasta el punto de que la entidad estuvo al borde de la quiebra. Storrs encontró los fondos para evitarlo.
Y aunque su ambición y determinación definió el curso de la entidad, conocía sus limitaciones. Aceptó que Charlotte nunca estaría a la altura de Nueva York, el centro mundial del capitalismo. Quizás no llegara a tanto, pero ahora Charlotte es el segundo centro financiero en EE UU y Bank of America es un coloso con tentáculos que llegan a China.
Moynihan, su actual consejero delegado, le define por todo esto como el “arquitecto”. Kenneth Lewis, el ejecutivo que se considera convirtió realmente el banco en el coloso que es hoy, y que lo puso también al borde del colapso, lo considera una figura clave en la industria. El propio Storrs decía que lo malo no era equivocarse, si no tomar decisiones que no estaban estudiadas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.