Francisco González pide a los políticos que actúen "por una vez" antes del mercado
El presidente del BBVA también insta a reforzar la compra de bonos por el BCE y fijar una hoja de ruta para reforzar la gobernanza económica ya que el está en juego la supervivencia del euro
El presidente del BBVA, Francisco González, pide a los políticos europeos en un artículo publicado hoy en el Financial Times Deutschland que actúen "por una vez por delante de los mercados" y tomen "por sorpresa" a los inversores con medidas necesarias para superar la crisis. En su opinión, continúa el presidente del segundo banco español en el texto titulado El euro: ahora o nunca, lo más urgente es "garantizar financiación suficiente a precios razonables para todos los Tesoros y bancos europeos solventes pero vulnerables", más compras del BCE de deuda de los países bajo presión "hasta que lo peor de la crisis haya pasado" y establecer una "hoja de ruta" para reforzar la gobernanza económica
"Los países con mayores dificultades tienen Gobiernos nuevos que perciben la gravedad de la situación, están comprometidos y asumen la dureza de las medidas necesarias y la urgencia de aplicarlas"
González afirma que la crisis de deuda es cada vez más grave y "ya no afecta solo a los países periféricos del euro" ya que desconfianza se ha extendido a los países centrales y a otros no miembros, lo que ha puesto "en juego la supervivencia del euro". No obstante, reconoce que dada la naturaleza estructural de los problemas que atraviesa la eurozona, en concreto una gobernanza incompleta y deficiente, su resolución no es rápida ni sencilla. "La coordinación de las políticas económicas -y muy especialmente, la política fiscal- era débil y se debilitó más por la lenidad con la que se trataron los anteriores incumplimientos de los objetivos fiscales de varios países, incluidos Alemania y Francia", advierte antes de criticar que "el sistema de toma de decisiones no era transparente ni ágil y los mecanismos para la prevención y resolución de crisis eran absolutamente inexistentes".
Además, pese a que se han impulsado acciones para corregir estas deficiencias, "los problemas han venido agravándose desde el primer rescate griego porque todas las decisiones que se han tomado han sido parciales, insuficientes y tardías". De hecho, resalta que "la última reunión del Eurogrupo, en octubre de este año, ha repetido los errores anteriores". En especial por lo que se refiere a la recapitalización de la banca, donde las decisiones se han tomado "con criterios altamente discutibles y absolutamente contradictorios con los resultados de los ejercicios de stress publicados muy pocos meses antes".
Ante esta situación, González aboga por conseguir, sobre todo, "una deuda pública que sea verdaderamente libre de riesgo" después de que este asunto haya sido tratado "de manera muy superficial e inconcreta" por parte de los dirigentes. "No sabemos cómo va a instrumentarse la quita de la deuda griega ni cómo, cuándo y en qué medida se va a proceder a la ampliación del EFSF. Y, sobre todo, no se aprobaron las soluciones que los mercados esperan, que serían las más operativas y eficaces: la creación de eurobonos y/o la ampliación sustancial de la escala a la que el BCE compra deuda de los países más afectados por la crisis", asegura.
A continuación, aboga por sistemas financieros que funcionen. Esto es, que sean "solventes y con financiación suficiente". Mientras no se resuelvan estos problemas, añade, no se restablecerá la normalidad ni se frenará el deterioro de los balances de los bancos.
Según insiste el presidente del BBVA, los últimos movimientos de los líderes de los países del euro demuestran "el fracaso para articular soluciones reales", lo que a su vez "refleja las carencias institucionales y de gobernanza de la UE, pero también la resistencia de algunos países, liderados por Alemania", más preocupados por controlar la inflación y evitar el "riesgo moral de incentivos perversos en los países del área del euro con mayores dificultades". Preocupaciones a su juicio justificadas pero que no disipan "la grave e inmediata amenaza de fracaso del proyecto europeo".
"Al mismo tiempo, el balance de riesgos ha cambiado: los países con mayores dificultades tienen Gobiernos nuevos; Gobiernos que perciben la gravedad de la situación, comprometidos con la resolución de sus problemas, que asumen la dureza de las medidas necesarias y la urgencia de aplicarlas", recuerda. También ha cambiado el sistema bancario europeo: "han desaparecido los gestores responsables de los errores del pasado y se está produciendo un saneamiento y una reestructuración profunda en paralelo a una reducción del apalancamiento y a la mejora de los niveles de capitalización del sistema", celebra.
Según expone, "la solución permanente a los problemas del euro sólo puede ser un avance sustancial en la integración europea. Todos los países miembros han de ceder soberanía para someterse a unas reglas comunes y a una supervisión supranacional de su cumplimiento. Hay que acordar un esquema -riguroso y automático- de sanciones por incumplimiento junto con mecanismos potentes de respaldo para los países que actúen de acuerdo con las reglas".
Sin embargo, reconoce González, "la construcción de una nueva gobernanza del euro es un proceso político y legislativo complejo. En particular, la conversión del BCE en el prestamista europeo de última instancia -medida últimamente muy demandada- exigirá avances y resultados en el proceso de ajustes y reformas de los países en dificultades". "Todo esto lleva tiempo. Un tiempo que no tenemos", asevera.
Por este motivo, en su opinión, "es urgente un acuerdo europeo para: primero, garantizar financiación suficiente a precios razonables para todos los Tesoros y bancos europeos solventes pero vulnerables. Para ello, debemos hacer un uso inteligente de todos los mecanismos disponibles. El BCE debería ampliar la gama de activos que acepta en sus operaciones monetarias y prestar en cantidades generosas a tipos mucho más largos que los actuales -por ejemplo, a tres años-".
"Esto, a su vez, facilitaría la compra de deuda pública por los bancos. También debería mantener un flujo sustancial de compras de deuda pública hasta que lo peor de la crisis haya pasado. En paralelo, es preciso acelerar la implementación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Un esquema de condicionalidad bien diseñado ayudaría a incrementar su capacidad de préstamos.
En segundo lugar, insta a "establecer una hoja de ruta vinculante del proceso de fortalecimiento de la gobernanza del euro, con reglas claras para todos los países y un calendario preciso de las distintas etapas".
"Esta es la hora en la que los políticos europeos tienen que mostrar visión, buen juicio y coraje. Actuemos, por una vez, por delante de los mercados y tomémosles por sorpresa. Si lo conseguimos, significará el principio del fin de la crisis y una gran oportunidad para reconstruir el proyecto europeo sobre bases más sólidas", concluye González.
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