El 75% de los franceses suspende la respuesta a la crisis de Sarkozy
Varios medios subrayan que París pierde peso en la UE ante el creciente poder de Alemania. -Un informe de actividad indica síntomas de recesión
La crisis está pasando su factura a los gobernantes europeos en ejercicio, y Francia no es una excepción. Una encuesta publicada hoy por el diario Libération indica que una gran mayoría de los franceses ha dejado de creer en su presidente, Nicolas Sarkozy, y que solo un 33% le considera el hombre más indicado para mejorar la situación económica y financiera del país.
El sondeo, realizado entre el 20 y el 22 de octubre, resulta demoledor para el jefe del Estado. A pesar de que Sarkozy ha intentado presentarse como el defensor del rigor y, sobre todo, del crecimiento, el 75% de los encuestados suspende su gestión de la deuda y el déficit, el 74% cree que ha sido poco o nada eficaz al impulsar el crecimiento económico, y el 69% critica su actitud ante el sistema financiero.
El castigo resulta algo menor en los temas europeos, pero así y todo un 58% de los franceses censura las decisiones de su presidente sobre el euro, y el 57% no comparte su comportamiento ante la crisis griega.
Preguntados por el político que puede mejorar la situación del país, los ciudadanos dan un 48% de confianza a François Hollande, que fue investido oficialmente el sábado como candidato socialista a las presidenciales tras ganar las primarias, mientras solo uno de cada tres confía ya en Sarkozy.
Las malas noticias se acumulan para el líder conservador, que el lunes pasado vio cómo la agencia Moody's ponía en cuarentena la calificación triple A de Francia cambiando su perspectiva de "estable" a "negativa"; una seria amenaza que, de cumplirse dentro de tres meses, haría todavía más complicada la reelección de Sarkozy en las presidenciales de mayo.
Según un informe de Markit Economics conocido hoy, las señales que emite la economía francesa en este cuarto trimestre del año hacen pensar que el país puede entrar en recesión de aquí al final del ejercicio. El indicador avanzado de coyuntura (PMI) ha disminuido en octubre a 46,8 puntos, contra el 50,2 de setiembre, lo que indica una contracción de la actividad que, según Markit Economics, "es compatible con una tasa de crecimiento negativa del orden de 0,5% o 0,6% para el cuarto trimestre". El 50 marca la diferencia entre crecimiento y recesión.
El Gobierno francés, que confía todavía en un crecimiento del PIB del 1,75% para 2012, dejó entender el viernes que revisará a la baja esa previsión.
Junto a la preocupación por la marcha de la economía nacional, varios medios nacionales subrayan hoy, al informar sobre los resultados de la cumbre de Bruselas, la evidencia de que Francia ha perdido peso a ojos vista en la Unión Europea ante el creciente poder de Alemania.
El propio Libération escribe en un editorial durísimo que "la violencia de la crisis financiera ha hecho caer la máscara" de la igualdad en el eje París-Berlín, y añade que, "más allá del Rhin, el lugar, la palabra y la influencia de Francia han sido degradadas".
Según el diario de centroizquierda, "las decisiones defendidas por el Elíseo para resolver la crisis del euro, por pertinentes que fueran, han tenido muchísimas dificultades para imponerse". Para Libération, la razón es que "la credibilidad financiera" de Francia "ha recibido un duro golpe" con la crisis.
Igualmente crítico se muestra La Tribune, que en su portada titula sin ambages: "Merkel impone su Europa alemana", mientras Le Parisien enfatiza también el papel dominador de la canciller: "La jefa es ella. Merkel impone su ritmo y sus ideas a los socios europeos".
El análisis de Le Monde, más matizado, explica que Merkel sigue a rajatabla las recomendaciones del Bundesbank, y que exigió tiempo hasta el miércoles a sus socios europeos inventando sobre la marcha "una suspensión de las negociaciones por control democrático", ya que necesita obtener el permiso de la comisión de finanzas del Bundestag antes de tomar cualquier decisión en Europa.
Francia no comprende esa necesidad, que el ministro de Finanzas, François Baroin, atribuye a problemas internos de la coalición que gobierna Alemania.
Además, las divergencias sobre las causas y la resolución de la crisis siguen siendo abismales, explica Le Monde. Alemania estima que el origen es la pérdida de competitividad de la economía griega y la ausencia de respeto a las normas del pacto de estabilidad y crecimiento. París achaca el desastre a los exagerados ataques de los mercados. La receta alemana es una cura de austeridad drástica y más certeza sobre el cumplimiento de las normas. Francia aduce los "problemas democráticos" que supondrá poner bajo vigilancia a Grecia en un momento socialmente dramático.
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