Lagarde cobrará 467.940 dólares al año en el FMI
La exministra ganará un 11% más que Dominique Strauss-Khan y un 20% más que Rodrigo Rato
Corren aires de austeridad en la Europa periférica. Pero no parece ser el caso del Fondo Monetario Internacional. La exministra francesa de Economía, Christine Lagarde, acaba de firmar el contrato para dirigir durante los próximos cinco años la institución y en el detalle se constata que su sueldo anual neto que rondará los 467.940 dólares (323.000 euros). Además, contará con 83.760 dólares (cerca de 58.000 euros) para cubrir gastos de representación.
Este sueldo supone un incremento del 20% frente al que cobraba Rodrigo Rato durante su estancia al frente del FMI y un 11% más con respecto al del también francés Dominique Strauss-Kahn cuanto tomó el cetro del organismo en noviembre de 2007 tras la salida del político español. Entonces, su salario base se fijó en 420.930 dólares anules (290.500 euros) con unos gastos de bolsillo de otros 75.350 dólares (52.000 euros). En ambos casos, las cantidades se ajustan anualmente en función de la inflación y también hay que sumar las aportaciones a los planes de pensiones.
El contrato de Lagarde es casi idéntico al de Strauss-Kahn, salvo en el párrafo sobre el código ético que deben seguir todos los miembros del personal del FMI, que es más detallado para dejar claro que se espera de ella que cumpla los más altos estándares en cuanto a integridad, imparcialidad y discreción. También se le pide que evite cualquier "apariencia impropia".
Estas cláusulas son el claro reflejo del ya conocido caso Strauss-Kahn. El socialista francés se vio forzado a abandonar el FMI después de ser acusado de asalto sexual a la camarera de un hotel. Lagarde llena hoy ese hueco con la promesa, y también bajo la presión, de preservar la relevancia, efectividad y legitimidad del organismo responsable de la prevención de crisis.
Es la primera vez que el FMI va a estar dirigido por una mujer y por una personalidad que no es economista de formación. Su reto más inmediato será ayudar a estabilizar la crisis de la deuda soberana en Grecia. Lagarde ya dijo la semana pasada que someterá a los países de la zona euro a los mismos estándares de exigencia que se aplican a otras economías en apuros.
A la incertidumbre europea se le suma la espiral en el precio de las materias primas y el impacto de las revueltas en Oriente Medio. A largo plazo, su gran responsabilidad será colmar las expectativas de los países emergentes. Para ello, se comprometió a dar continuidad a las reformas iniciadas por su predecesor, que buscan reequilibrar la representación de sus miembros en base a la nueva realidad económica global.
"Le espera una agenda muy cargada", señala el FMI en su revista interna. La abogada está considera como una persona muy competente y directa. "El FMI no pertenece a nadie", dijo tras su designación. Lo que está por ver es si más allá de los discursos de intenciones, al final de su mandato el Fondo será más abierto y menos dogmático como otras instituciones.
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