Salgado pide a los bancos españoles que ayuden en el rescate de Grecia
Francia y Alemania, principales acreedores, lideran la acción coordinada de los países del euro antes de la cumbre europea. -Los mercados castigan las presiones sobre la banca
Los países europeos actuaron ayer de forma coordinada para pedir a los grandes bancos y aseguradoras que son tenedores de deuda de Grecia que se impliquen en el segundo rescate del país. Como principales acreedores, Alemania y Francia lideraron la acción concertada, que se produce en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebra hoy y mañana en Bruselas. España participó en la iniciativa y la vicepresidenta económica, Elena Salgado, convocó a los presidentes y altos directivos de las grandes entidades españolas para pedirles apoyo en el rescate griego.
Los mercados han recibido hoy con caídas las presiones a la banca europea para que asuma su parte del rescate, que en teoría iba a ser voluntaria. Las Bolsas europeas caen con fuerza y las primas de riesgo de los países periféricos aumentan.
González y Botín no pudieron asistir a la reunión por estar de viaje
El Gobierno griego aprueba un plan con nuevos impuestos y recortes salariales
El objetivo de estas reuniones convocadas con urgencia es expresar que "los tenedores de bonos deben desempeñar un papel sustancial en evitar la insolvencia de Grecia", según la convocatoria de la reunión alemana, citada por Reuters. En ella se invita a las entidades a discutir las diferentes alternativas con que los bancos pueden contribuir al rescate. Alemania lleva ya semanas preparando a su sistema financiero para que esa operación no provoque estragos sobre la banca.
En el caso español, el Ministerio de Economía llamó ayer a los principales ejecutivos de las grandes entidades financieras, tanto bancos como cajas, así como a las diferentes patronales, incluida la de Seguros, para conocer su disposición a renovar las inversiones actuales en deuda griega, informa Íñigo de Barrón. Francisco González y Ángel Cano, presidente y consejero delegado del BBVA, respectivamente, no acudieron por hallarse en México. Emilio Botín, presidente del Santander, estaba también de viaje, en Brasil. Tampoco pudo hacerlo Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, que se encontraba en Londres en reuniones con inversores para preparar la salida a Bolsa de Bankia. Ejecutivos de alto nivel de esas entidades acudieron en su lugar de los presidentes al llamamiento de urgencia de Elena Salgado.
La petición de Economía estaba avalada por el Banco de España. La clave del rescate no son los vencimientos a corto plazo, sino los de 2012 y 2013. La banca española es una de las que menos inversión griega tiene de Europa. El debate se centró en la consideración contable que tendrían los bonos, es decir, si consumirían mucho capital por la baja calificación del papel griego o no será así. La mayoría de los presentes condicionó su apoyo a que no se deba cargar contra reservas como si fuera otra inversión calificada de basura, ya que dañaría los ratios en un momento especialmente delicado para conseguir capital.
La banca alemana es la más expuesta a la deuda griega, con 22.700 millones de euros (según los datos del Banco Internacional de Pagos de Basilea). Firmas como Deutsche Bank, Commerzbank, West LB o las aseguradoras Allianz y Munich Re participaron en la reunión alemana. También los grandes bancos y aseguradoras franceses y holandeses desfilaron por esos encuentros de carácter informal.
El objetivo de la eurozona es claro: que la banca participe "voluntariamente" en la reestructuración griega, alargando los plazos de vencimiento o incluso recortando los intereses, pero siempre insistiendo en la citada voluntariedad, de manera que las agencias de calificación de riesgos no puedan degradar aún más la nota de solvencia griega para taponar así las vías de contagio.
La solución es cualquier cosa menos sencilla: las agencias avisan a diario de que todo tipo de reestructuración implicaría una calificación de suspensión de pagos para Grecia, sobre todo si es bajo coerción. Ese es un pulso fundamental, en el que Merkel dejó ayer su impronta: "Nadie en este mundo nos obliga a creer los cálculos de las agencias", dijo ayer tras una reunión en el Parlamento alemán. Las exigencias a los bancos llegan después de las cuantiosas ayudas recibidas desde que estalló la crisis.
Aunque la crisis griega y su impacto en la zona euro será el asunto dominante de la cumbre, todavía no hay acuerdo sobre la forma en que se expresarán las garantías exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por lo pronto, en el último borrador de conclusiones del Consejo Europeo no había referencia a Grecia. Los líderes tratarán de garantizar que Europa está dispuesta a ofrecer las garantías de fondos que exige el FMI para desembolsar el quinto paquete de 12.000 millones a Grecia, según fuentes comunitarias.
También han surgido reticencias en Berlín sobre el anticipo de unos 1.000 millones de fondos de cohesión ofrecidos por el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso. Alemania quiere ver aprobado primero el ajuste en Atenas.
Con la resaca del voto de confianza logrado a medianoche del martes por el primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandreu, Evánguelos Venizelos, vicepresidente del Gobierno y ministro de Finanzas, debate desde ayer con los delegados de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) los flecos del nuevo plan de ajuste 2012-2015, que ha de ser aprobado por el Parlamento antes del próximo día 30, informa María Antonia Sánchez-Vallejo.
El Consejo de Ministros dio ayer el visto bueno al proyecto de ley con las impopulares medidas de austeridad y privatizaciones por valor de 78.000 millones. El Gobierno se plantea reducir el suelo de los funcionarios y ampliar su jornada laboral así como recortar la plantilla de empleados públicos en un 25% hasta 2015. También prevé implantar un nuevo impuesto para los autónomos de entre el 1% y el 3%.
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