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La presión contra la deuda de España se reaviva

Las advertencias de S&P sobre el empeoramiento de la situación de Grecia reactivan las dudas de los inversores sobre el conjunto de los periféricos

Mal día ha elegido el Gobierno para equivocarse. Tras varias jornadas de calma, la presión contra la deuda de los países periféricos del euro ha cobrado hoy nuevos bríos por la reaparición de informes y análisis que advierten de nuevos problemas en la ya rescatada Grecia y la falta de avances en la ayuda a Portugal, que al igual que Atenas ha pedido socorro a sus socios europeos. Junto a ello, el desmentido de que el mayor fondo soberano chino invertirá hasta 9.000 millones en las cajas españolas también ha condicionado la jornada, aunque los analistas restan importancia a este hecho. En cualquier caso, con apoyo chino o no, los bonos españoles han perdido la mejora registrada a raíz de la decisión de Lisboa de activar el rescate.

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Aunque España ya no está identificada con el grupo de cola de la crisis y el temor a un rescate se ha disipado de momento, ya que hay que seguir siendo prudentes, todavía no es inmune a lo que suceda al resto de Estados bajo sospecha. Hoy ha reavivado las turbulencias la advertencia de Standard &Poors de que ha aumentado el riesgo de que Grecia tenga que optar por un hair-cut de su deuda (un corte de pelo, expresión que se emplea para hablar de una reestructuración y que en resumen significa que los inversores no cobrarán todo su dinero). En opinión de esta agencia de calificación, la quita podría alcanzar el 70%.

Horas después, el ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schaeuble, ha añadido más leña al fuego en unas declaraciones al diario Die Welt en las que apuntaba a que Grecia deberá modificar los plazos de vencimientos de su deuda porque el nuevo fondo de rescate. Según ha admitido, el país mediterráneo verá complicada su situación por el hecho de que el nuevo fondo que prevé la participación de los inversores privados en los costes del rescate no estará listo a tiempo de acudir en ayuda de Atenas.

La razón de la advertencia de S&P es que, pese a activar el rescate, que tanto en su caso como en el de Irlanda se ha revelado como ineficaz para atajar la crisis, los inversores siguen exigiendo al país unos intereses de récord. Obligado a abonar más de un 10% por endeudarse, su regreso una vez concluya el programa de ayuda de la UE y el FMI a las vías tradicionales de financiación tendrá que esperar, según la agencia. Pese a ello, ha concretado que el corte de pelo por ahora es evitable y que el escenario base que manejan no es el de la reestructuración. Atenas ha negado la mayor y ha asegurado que no tendrá que tomar esta medida extrema, aunque ni las matizaciones de unos y las negativas de otros han logrado aplacar las dudas de los inversores.

Ante este panorama, la prima de riesgo de España, que es el sobreprecio exigido a sus bonos a 10 años frente a los alemanes y que sirve para analizar la evolución en la confianza de los inversores en un país, ha agotado esta mañana la mejora acumulada en las últimas jornadas. Así, tras llegar a bajar hasta los 172 puntos básicos, su mejor nivel desde principios de noviembre, antes de la debacle de la también rescatada Irlanda, hoy ha subido hasta los 193, trece más que ayer en su peor jornada hasta el momento desde principios de febrero. No obstante, ha moderado el repunte al cierre y ha bajado a 189. Además, se mantiene lejos de los récords sobre los 260 puntos básicos alcanzados tras la puesta en marcha de la ayuda a la República irlandesa a finales de noviembre.

En el caso de Portugal e Irlanda, además de la propia Grecia, el aumento de la presión era mayor. De hecho, la rentabilidad exigida a los títulos portugueses y griegos han alcanzado máximos y, por tanto, también sus primas de riesgos han marcado nuevos récords en 550 y 991 puntos básicos. Para Italia y Bélgica, situados a continuación de España en la lista de países bajo tensión, sin embargo, el correctivo era algo más moderado.

Puede que la economía española, según defendió ayer el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, sea "un poderoso transatlántico". Aunque de ahí a estar "tranquilos", tal y como el jefe del Ejecutivo recomendó, supone dar un paso solo apto para los más optimistas.

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