La deuda de Portugal sufre con el acoso de las agencias de calificación
El interés de sus bonos a cinco años supera el nivel psicológico del 10% después de que Moody's haya vuelto a rebajar su nota de solvencia.- Grandes bancos del país lanzan un ultimátum al Gobierno
La agencia de calificación de riesgos Moody's ha rebajado hoy en un escalón la nota de solvencia de Portugal desde A3 a Baa1, lo que sigue representando un nivel de inversión satisfactorio, por las dificultades añadidas que tendrá para reconducir el déficit tras la dimisión del actual primer ministro. No obstante, la sociedad, que con el movimiento de hoy sigue los pasos de S&P y Fitch, que han situado la calidad crediticia del país a un paso del bono basura, ha dejado la puerta abierta a nuevos descensos en la calificación de la deuda lusa a corto plazo. Junto a Moody's, también Fitch ha sacado la tijera, en su caso para devaluar a los seis mayores bancos del país, en un carrusel de malas noticias para Portugal que han seguido incrementando la presión contra su deuda en los mercados secundarios. Por su culpa, el interés exigido a sus bonos a cinco años ha superado por primera vez desde que el país entró en el euro en 1999 el 10%.
El Gobierno en funciones ha anunciado que el viernes aprobará mas medidas de ahorro
Además, para complicar aun más la delicada situación del Estado, presionado por los mercados para que pida un rescate que el Gobierno rechaza, las principales entidades financieras han dado un ultimátum al Ejecutivo, según informa el diario portugués Público.
Banco Espirito Santo, Millennium bcp y BPI han trasladado al Banco de Portugal que no seguirán comprando deuda pública, lo que supone en la práctica cerrar el grifo de crédito al Estado, y han instado al Gobierno a pedir un crédito a corto plazo para garantizar su solvencia, según revela este periódico. El dinero serviría para hacer frente a los vencimientos que afronta Lisboa durante este segundo trimestre y resistir al acoso de los inversores hasta que se celebren los comicios. La dimisión del primer ministro, José Sócrates, tras el rechazo del Parlamento a su cuarto plan de ajuste obligó a convocar elecciones anticipadas, que han sido anunciadas para el 5 de junio.
Precisamente, la agencia justifica su decisión por el incremento de la incertidumbre política, lo que se traslada al ámbito presupuestario y al económico. Las dudas, al mismo tiempo, elevan el riesgo de que el Gobierno no sea capaz de cumplir estos "ambiciosos" objetivos de reducción del déficit fijados en la actualización de su Programa de Estabilización y Crecimiento (PEC) para el periodo 2011-2014. Por estos motivos, vaticina que el país tendrá que recurrir aunque no quiera a la ayuda de sus socios del euro.
"Es muy improbable que los mercados de deuda a largo plazo se reabran para el Gobierno portugués o los bancos lusos hasta que el Ejecutivo no adopte medidas que disipen las dudas respecto a su compromiso y capacidad de aplicar un programa de ajuste fiscal", advierte la agencia. Asimismo, considera que, cuando el actual Fondo de Estabilidad Financiera Europea sea sustituido por el Mecanismo Europeo de Estabilidad en 2013, acudir a este instrumento llevará acarreada la posibilidad de que los inversores privados en deuda lusa pierdan dinero. "Parece cada vez más claro que cualquier préstamo del ESM exigirá un análisis previo de solvencia por parte de la UE y que, en el caso de existir dudas, lo que podría ser el caso de Portugal, entonces los acreedores privados podrían verse obligados a soportar pérdidas como condición para recibir ayuda", apunta Moody's.
No obstante, aunque el Gobierno esté en funciones, hoy ha querido demostrar que no se detiene, y menos por lo que respecta a la lucha contra el déficit. Tras el anuncio de Moody's, el ministro de Finanzas portugués, Fernando Teixeira dos Santos, ha anunciado que este viernes aprobarán medidas adicionales de recorte del gasto y más reformas. El objetivo, ha añadido, es lograr un ajuste extra del 0,8 puntos porcentuales del PIB en el déficit para garantizar que llegan a final de año con un desequilibrio presupuestario inferior al 4,6% comprometido ante Bruselas.
La última vez que Moody's modificó su valoración sobre la deuda portuguesa fue el 15 de marzo, cuando recortó en dos escalones su calificación. Desde entonces, la nota de Portugal ha pasado de un nivel considerado como bueno a otro inferior considerado como satisfactorio que está a tres escalones del bono basura. Además, en otro signo más de que los mercados dan por hecho que tendrá que acabar acudiendo al rescate, el coste de los seguros contra impago de la deuda de Portugal ha superado hoy a lo que se paga por la irlandesa.
En cuanto a los bancos, Fitch ha recortado hasta BBB- con perspectiva negativa la calificación que asigna a la emisión de deuda a largo plazo de la estatal Caixa Geral de Depositos (CGD) y del Banco Comercial Portugués (BCP), ambos con la nota BBB+ hasta hoy, así como la del Banco Portugués de Inversión (BPI), que tenía A-. Junto a estos, ha rebajado hasta BB (nivel de bono basura) los títulos a largo plazo del Banco Internacional de Funchal (Banif) y el Montepio Geral, que contaban hasta ahora con BBB- y BBB+, respectivamente. Además, la agencia devaluó la nota del Santander Totta, filial de la entidad española, que ha pasado del B/C a C.
La razón de ello, según ha recogido en una nota, es que la presión sobre los bancos lusos "continuará", por lo que calcula que se verán obligadas a solicitar apoyo al BCE para cubrir sus necesidades de refinanciación a corto y medio plazo.
Tras conocerse la decisión de Moody's, el diferencial de los bonos a diez años de Portugal respecto al bund alemán ha alcanzado por la mañana los 547 puntos básicos, aunque se ha moderado por la tarde, cuando se ha publicado el recorte a la banca de Fitch. El rendimiento exigido a estos títulos se ha situado en el 8,821%. Más preocupante es la rentabilidad de los bonos a cinco años, que se ha disparado hasta superar el 10% (10,144%), mientras el rendimiento de los bonos lusos a tres años ha alcanzado el 9,699%, según los datos de los mercados secundarios. Mañana, Portugal tendrá una prueba de fuego con la emisión de letras a seis y 12 meses. La subasta -y los precios que exijan los inversores- deberá aportar algo de luz sobre cuales son las opciones de Lisboa para seguir financiándose por su cuenta, lo que permitiría llegar a las elecciones sin activar el rescate.
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