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Propiedades

Fracasa la 'subasta perfecta'

Solo hubo cinco pujas por los 125 inmuebles ofertados en la sesión celebrada en el Sima

Tuvieron que pasar cuatro horas y quedar desiertos los 61 primeros inmuebles ofertados para que la "subasta perfecta", una de las grandes novedades Salón Inmobiliario de Madrid (Sima), clausurado el pasado sábado, se animara algo.

Presentó Jorge Zanoletty, conductor de la puja y presidente de Tulipp, el lote 62. Un loft-despacho profesional en el número 51 de la calle de Lavapiés, junto al Rastro. Un espacio interior en planta semisótano, con 30 metros construidos (18 útiles), de segunda mano a reformar. Su precio de salida, 70.000 euros, y el de reserva, fijado por la propiedad (Bancaja Habitat), la mitad.

Al final, Zanoletty, dispuesto a animar la subasta, siguió reduciendo ese precio de reserva hasta que alguien pujó. Y lo hizo por 16.000 euros, con el metro construido en pleno centro de Madrid a 533 euros.

Una semana después, ninguna de las operaciones pactadas se había concretado
Una promotora que subastaba cinco pisos en Viveiro, Lugo, ofrecía de partida un 30% de descuento

Si la afluencia a los stands de los promotores asistentes al Sima superó las expectativas previas, con un buen número de reservas e incluso operaciones cerradas, no puede decirse lo mismo del desarrollo de esta subasta a la baja. Junto a algunos de los vendedores de los 125 inmuebles ofertados, apenas un centenar de potenciales compradores -de los cerca de 7.000 que con antelación habían expresado su deseo de acudir- hicieron acto de presencia. El balance final habla por sí solo. Sólo cinco pujas realizadas. Pujas, que no adjudicaciones directas, pues todas estaban por debajo de la rebaja máxima a la que los vendedores estaban dispuestos a llegar. Al cierre de esta edición, ninguna de las operaciones se había logrado concretar.

Minutos antes del inicio, y ante el desolador aspecto de la sala, Jorge Zanoletty, conductor de la subasta y presidente de Tulipp (empresa organizadora del evento), se temía lo peor. "Habíamos calculado que acudiría al menos el 10% de los que habían mostrado su intención de hacerlo", comentaba. De haberlo hecho, el auditorio habría estado a rebosar con el aforo completo de sus 600 plazas. No fue el caso.

Respecto a la respuesta que pudieran tener productos localizados en municipios desconocidos del gran público, como Noez y Nambroca, en Toledo, o Tizneros, en Segovia, Zanoletty señalaba apesadumbrado que "ya me hubiera gustado que fueran 200 pisos en Madrid a 1.500 euros el metro cuadrado, pero no es posible, y hay que intentar venderlo todo, incluso esos inmuebles".

La reducida expectación suscitada al inicio de la subasta fue decayendo. Zanoletty intentaba animar al personal. Pero nada. Uno a uno, los lotes anunciados seguían el mismo camino.

Nadie mostraba el más mínimo interés por ellos. Alicia Alonso, una mujer de avanzada edad, parecía seguir la subasta con interés, aunque lo que estaba buscando no lo iba a encontrar. "Mi hija quiere comprar un piso grande en Madrid. Se ha visto negra para meter a sus cuatro hijos en el colegio Salesianos y quiere seguir viviendo en la zona de Embajadores, cerca de Atocha, pero no veo nada aquí que le pueda interesar", indicaba.

En el otro lado de la subasta, tampoco lo veía claro Marian Timirao, una promotora gallega que acudía con cinco pisos en la localidad lucense de Viveiro. ¿Cómo lo ve? "Muy complicado. Es que no hay mucha gente. Parece que sólo estamos aquí los promotores", se quejaba. Tampoco pujó nadie por sus viviendas. "La situación está muy mala. En esta promoción vendí el año pasado cinco pisos, y este año sólo llevo uno. Los que traigo a la subasta parten de rebajas del 30%, y no puedo bajar más. Es el coste de la hipoteca", apuntaba.

La afluencia de público fue muy escasa en la subasta celebrada en el marco de Sima 09.
La afluencia de público fue muy escasa en la subasta celebrada en el marco de Sima 09.LUIS SEVILLANO

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