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El salvavidas de la innovación

El futuro del textil pasa también por la investigación y el desarrollo. Para ello, el sector debe aumentar el gasto en innovación, pero este tipo de inversión sólo resulta rentable a muy largo plazo y por eso a las pequeñas y medianas empresas les resulta difícil afrontarlo. España figura en el cuarto lugar europeo en I+D.

España ocupa el cuarto puesto. Alemania es el país europeo que más euros invierte en la innovación de su sector textil; le siguen Italia y Francia, según los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc). En 2006, la inversión en materiales, equipos e innovación en la actividad económica que tiene que ver con la producción y comercialización de prendas, zapatos y complementos en España fue de 452 millones de euros, según Cityc. Bastante menos que en 2005, cuando alcanzó los 469 millones. Las estimaciones para 2007 hablan de 460 millones de euros.

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"La industria textil española todavía tiene margen de crecimiento", explica Víctor Fabregat, director de Cityc. "Se ha de considerar también que una parte de los avances textiles es consecuencia de los de otros sectores, como la fabricación de maquinaria textil, los nuevos tipos de fibras químicas o la incorporación de las tecnologías de la información comunicación", añade.

Fabregat destaca "la tendencia a concentrar el esfuerzo innovador en la logística, la calidad y los sistemas organizativos internos de las empresas". Una estrategia de inversión que se ha convertido en un "factor importantísimo" para sobrevivir en un mercado totalmente abierto a la competencia mundial. España ocupa el cuarto lugar en la lista de los países que más recursos destinan a investigación y desarrollo en el sector. En porcentaje, supone un tímido 3% del conjunto del gasto en I+D de un país que, a pesar de los esfuerzos de las administraciones públicas, sigue estando a la cola del esfuerzo investigador en Europa.

"No todas las empresas tienen la misma capacidad para adaptarse a la globalización del sector", señala Joan Parra, director del centro tecnológico Leitat, integrante de la Plataforma Tecnológica Textil Española, un organismo público especialmente reocupado por la innovación en el sector. "La economía española tiene pocas firmas globales y mucha pequeña y mediana empresa para la que la globalización aparece más como un riesgo que como una oportunidad". De modo que el principal problema radica, según apunta Parra, en "la falta de tamaño de las empresas", incapaces de asumir el gasto en I+D, que se recupera "a muy largo plazo".

Semejante opinión comparte Enric Casi, director general de Mango, que destina a I+D unos 20 millones de euros anuales (sobre una cifra de negocio para 2006 de 1.200 millones). "Se trata sobre todo de diseño y logística. Lo que sí está en franca crisis es la confección: no podemos competir en la fabricación pura y dura con países como China", resume. "Es la atomización de pequeñas empresas lo que hace que el textil español no sea tan competitivo como el de Europa, Japón o Estados Unidos".

Para Joan Parra, el sector debe diferenciarse en dos puntos básicos: el diseño y la tecnología. "Hay que promocionar las obras made in Spain, con los servicios y calidad asociados a conocidos diseñadores españoles", dice Parra. "Por otro lado, hay que impulsar los productos que incorporen tecnología, como por ejemplo las prendas deportivas o los tejidos industriales".

Hace un año se puso en marcha un acuerdo entre la Administración, los sindicatos y los empresarios para el desarrollo del Plan de Apoyo al Sector Textil, destinado a paliar las consecuencias negativas de la globalización, y modernizar y hacer más competitivo el sector. El plan comprende más de 800 millones de euros en créditos y ayudas directas.

Entre las medidas tomadas destaca el Programa de Fomento de la Investigación Técnica para el Sector Textil (Profit), con un presupuesto de cuatro millones de euros en subvenciones y doce millones en anticipos reembolsables. Unas cifras que, a tenor de las estadísticas, pueden quedarse algo cortas. Según Eurostat, la productividad aparente de los trabajadores españoles del textil se valoraba en 28.700 euros por empleado al año en 2005. La media de la UE estaba en 29.000; en Alemania se situaba en 41.700, en Francia, en 36.500, y en Italia, en 35.800. Y según afirman los expertos, la inversión en I+D es fundamental para elevar la productividad, sea en el sector que sea.

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