_
_
_
_

El legendario productor musical Phil Spector, atrapado en el asesinato de una actriz de serie B

Comienza el jucio contra el 'mago del sonido', conocido por haber trabajado con los Beatles, Brian Wilson, los Ramones o las Ronettes

Lana Clarkson, actriz de serie B, posiblemente ex prostituta de lujo y camarera ocasional apareció muerta la madrugada del 2 de febrero de 2004 en la mansión de Phil Spector, en Los Ángeles. Desplomada sobre una silla y con un vestido negro bañado en sangre, el bolso de imitación de leopardo todavía le colgaba al hombro. Dos balas acabaron con su vida y la reputación (ya de por sí nefasta) del productor musical más famoso de todos los tiempos. Él dice que ella se suicidó: "Besó la pistola y se pegó un tiro", dijo el día que se declaró inocente. La acusación discrepa. Hoy comienza el juicio del mago del sonido, conocido por sus trabajos con los Beatles, Brian Wilson, los Ramones o las Ronettes. Y promete llenar páginas y páginas en las revistas de papel couché, pues será retransmitido por televisión.

Spector siempre tuvo fama de desequilibrado. Leonard Cohen confesó que cuando grabó con él en 1977 Death of a lady's man pasó miedo a causa de la afición del productor a jugar con armas de fuego en el estudio. Incluso los Ramones, adalides del punk, se mostraron impresionados por la extraña personalidad de Spector, quien les produjo End of the century, de 1980.

Además, el éxito le llegó demasiado pronto y un cansado Spector acabó por recluirse en su mansión y cerrar su mítico sello. La magia se había agotado. Curiosamente, alejado de los estudios de grabación, el reconocimiento a la obra de Spector fue aumentando tanto como su reputación de hombre desequilibrado e imprevisible.

El creador del célebre 'muro de sonido'

Pero no siempre fue así. Spector es el creador del célebre muro de sonido y aportó su sello personal durante los años sesenta a una larga y brillante serie de canciones concebidas en su mente como "pequeñas sinfonías para jóvenes", que construyó sobre monumentales arreglos orquestales con los que la música pop alcanzó cimas hasta entonces inéditas.

Nacido en el barrio neoyorquino del Bronx en una familia judía, Spector saltó a la fama en 1961 al frente de un trío vocal llamado los Teddy Bears, con el que llegó al número uno con To know him is to love him (Conocerle es amarle). Su primer éxito tenía la apariencia de una canción romántica de la época, pero su título era el epitafio de la tumba del padre de Spector, un personaje fundamental en su vida y al que el productor dedicó la retrospectiva de su obra publicada en 1991.

Los Teddy Bears tuvieron una vida efímera y Spector decidió poner en marcha un sello propio, Philles Records, para distribuir el sonido que tenía en su cabeza y que quería plasmar en el estudio de grabación.

Convertido en magnate de la industria musical a la edad de 23 años, este mago del sonido -habitualmente escondido bajo unas grandes gafas negras de sol- empezó a encadenar una serie de canciones a comienzos de los sesenta. Primero Ben E. King y Gene Pitney; después los grupos de chicas, las Paris Sisters, las Crystals, pero, sobre todo, las Ronettes, con quienes grabó las famosas Be my baby y Baby I love you y con cuya vocalista principal, Ronnie, contrajo matrimonio Spector -la cantante contó tras el divorcio que se sintió como una prisionera a su lado-.

Sobre el muro de sonido de Spector se edificaron monumentos musicales como Unchained melody, de los Righterous Brothers, que 35 años después de su publicación regresó a lo más alto de las listas de éxitos tras ser utilizada como tema de la película Ghost en 1990.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_