Los ministros del G7 debaten sobre la debilidad del dólar y el crecimiento mundial
Greenspan señala que el debilitamiento del dólar y más disciplina fiscal en EE UU, contribuirán a reducir el déficit comercial de Washington
Londres se convierte desde hoy y hasta mañana sábado en la capital económica del mundo, al albergar la reunión de los ministros de Economía del G7, el grupo de los países más industrializados del mundo. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, ha iniciado la cumbre con optimismo al augurar "una situación benigna" para la economía mundial en 2005, con un crecimiento que podría superar el 4%.
El análisis de los mercados de divisas será una de las principales preocupaciones de la cumbre, especialmente sobre el tipo de cambio del yuan chino frente al dólar y sobre la ligera mejoría del billete verde frente al euro tras la subida el miércoles de un cuarto de punto de los tipos de interés en EE UU.
A este respecto la Reserva Federal ha adelantado parte del discurso de Alan Greenspan, cabeza del banco central estadounidense, quien sostiene que el debilitamiento del dólar y más disciplina fiscal en EE UU, junto con otros factores de la economía mundial, contribuirán a reducir el déficit comercial de Washington.
Los miembros del G7 hablarán, junto con los responsables de los bancos centrales de las áreas monetarias más importantes, acerca de los tipos de cambio, del crecimiento económico y de la deuda exterior.
El grupo está integrado por EE UU, Alemania, Francia, Japón, Reino Unido, Italia, y Canadá, aunque que este año han sido invitados los ministros de Brasil, China, India y Suráfrica. Acude también el director gerente del Fondo Monetario Internacional, el español Rodrigo Rato, que en una conferencia ofrecida antes de la reunión, ha pronosticado que el Producto Interior Bruto (PIB) de América Latina será este año "muy similar" al de 2004, cuando alcanzó un 4,5%. "La economía de América Latina ha ganado impulso" y "esperamos que el crecimiento continúe en 2005".
El Yuan y la deuda exterior, en la agenda
Estados Unidos intentará convencer a las autoridades chinas de que el bajo precio de Yuan, que abarata las exportaciones del gigante asiático, perjudica al dólar y con ello a la economía mundial. La moneda china cotiza a un tipo prácticamente estable desde hace más de un lustro.
En el encuentro se hablará también del alivio de la deuda exterior para las naciones más pobres del mundo, y especialmente de la situación en la que se encuentran los países más afectados por el tsunami asiático. La propuesta británica consiste en vender o revaluar el oro del FMI, para aliviar las proporciones de una deuda que los países más pobres simplemente no pueden pagar.
Es casi seguro además que los países más industrializados reclamen a Estados Unidos que reduzca su fortísimo doble déficit, por cuenta corriente y presupuestario, que muchos de sus socios consideran un riesgo para la economía mundial.
Sobre este punto, Greenspan ha adelantado que hay indicios de que las compañías extranjeras han llegado al punto en el cual ya no estarán en condiciones de absorber el impacto del debilitamiento del dólar, y empezarán a aumentar los precios de sus bienes en el mercado de EE UU. Según su análisis, esto contribuirá a una reducción del déficit comercial junto con indicios de que el Congreso y el Gobierno de EE UU encaran seriamente el alivio del déficit fiscal que el año pasado llegó a la cifra sin precedentes de 412.000 millones de dólares.
EE UU, por libre en la lucha contra la pobreza
Los países ridos se muestran proclives a luchar contra la pobreza pero no se ponen de acuerdo sobre cómo hacerlo. El subsecretario estadounidense del Tesoro, John Taylor, ha rechazado el plan del Reino Unido para aliviar la deuda exterior de los países más pobres, gran objetivo de la presidencia británica del G7 (siete países más industrializados). "No creemos que en nuestro caso funcione (el plan). Es más, no lo necesitamos y no podemos apoyarlo", ha subrayado Taylor, antes de que los ministros de Economía del G7 abran su reunión en Londres. No obstante, Taylor, que asiste a la cumbre en sustitución del secretario del Tesoso, John Snow, ausente por un resfriado, dijo que su país está "perfectamente satisfecho con que los británicos y otros países europeos adopten ese enfoque". El ministro británico de Economía, Gordon Brown, quiere utilizar la reunión de sus colegas del G7 y los responsables de los bancos centrales de las grandes áreas monetarias para acordar un millonario fondo de ayuda a los países más pobres. Sin embargo, Brown parece que se topará con la oposición de Taylor, quien indicó que EE UU dispone de sus propios mecanismos para el alivio de la deuda de las naciones más desfavorecidas, como la ayuda a través de donaciones más que de préstamos. El responsable norteamericano echó agua fría sobre otra idea británica que aboga por usar parte de la reservas de oro del FMI para financiar el alivio de la deuda, y ha señalado que no está "convencido de la necesidad" de esa medida. El Gobierno del primer ministro británico, Tony Blair, aboga por reducir la deuda de los países más pobres, la mayoría africanos, que se cifra en unos 39.000 millones de dólares anuales, y quiere impulsar mecanismos de ayuda a largo plazo.
Brasil pide ser miembro del club
El ministro de Hacienda de Brasil, Antonio Palocci, ha reclamado al G7 que sigan creciendo para que revierta en un beneficio para el resto del mundo y que acepten en el futuro a su país como un miembro de "derecho. Brasil fue invitado a la reunión que celebran en Londres, junto a China, India y Sudáfrica, como muestra de la creciente importancia de los países emergentes. En declaraciones a los periodistas antes de reunirse este sábado con el G7 junto a los ministros de esos países emergentes, Palocci anunció que les pedirá que la próxima vez no tenga que acudir "como invitado", sino por "derecho", a un grupo de los grandes. "Espero que en el futuro no sea precisa una invitación para que Brasil pueda estar en un G10 o un G11, espero que en el futuro esté por derecho", apuntó Palocci, que dijo que su país y el resto de los emergentes invitados al Grupo de los Siete tienen "un potencial extraordinario".
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