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EMPRESAS

Dimite el presidente de France Télécom tras registrar pérdidas de 12.000 millones

La operadora francesa abandona su filial alemana de móviles por el desastre del UMTS

La grave situación por la que atraviesa France Télécom ha desembocado en la dimisión de su presidente, Michel Bon, y en la aprobación de las cuentas del primer semestre, que reflejan una pérdida histórica de 12.200 millones de euros. Ese resultado tiene en cuenta provisiones importantes por el abandono de la inversión en la empresa alemana MobilCom, que se sitúa al borde de la quiebra.

El relevo de Bon corresponde al Gobierno de París, puesto que el Estado controla el 55% del grupo de telecomunicaciones. El Ministerio de Economía reconoció anoche en un comunicado que había aceptado la dimisión de Bon, aunque horas antes había desmentido lacónicamente el nombramiento de Thierry Breton, el principal ejecutivo de Thomson Multimédia, en lo que parece un intento de ganar tiempo para buscar una solución global al endiablado problema planteado en el operador, lastrado por una deuda de 70.000 millones de euros.

La telefónica francesa es la víctima del estallido de la burbuja tecnológica. Su presidente fue nombrado hace siete años por el Gobierno conservador de Alain Juppé, cuando era un monopolio público de 150.000 funcionarios, y logró quedarse tras la victoria de la izquierda. El Gobierno de Lionel Jospin aceptó su tesis de salir parcialmente a Bolsa, para financiar la expansión y prepararse a la liberalización de las telecomunicaciones.

La estrategia seguida comenzó a fracasar cuando algunas inversiones muy fuertes se revelaron precipitadas o de imposible rentabilidad. En marzo de 2000, cuando la capitalización bursátil de France Télécom equivalía prácticamente al presupuesto de su Estado-accionista (224.000 millones de euros), el operador invirtió 3.700 millones para hacerse con el 28,5% del operador MobilCom. Poco después hubo de comprometer 40.000 millones en efectivo para tomar el control de Orange, su filial de telefonía móvil, que tampoco ha proporcionado los resultados esperados.

A partir de ahí, la explosión. France Télécom registró su primera pérdida en 2001, situada en los 8.300 millones de euros, y anoche aprobó otra todavía mayor sólo por el primer semestre de 2002. La cotización bursátil se ha hundido —ayer perdió otro 3,71%, al cerrar a 10,63 euros en la Bolsa de París— y carece de margen para decidir cualquier plan de salvamento financiero, que forzosamente recaerá sobre el Gobierno, que se ha comprometido a sostener a la empresa. La hipótesis de ampliar el capital cuenta con la oposición de los pequeños accionistas —1,6 millones de personas—, cuyas participaciones se diluirían en el caso de una gran ampliación, y a la que el Estado debería hacer frente en proporciones masivas.

Adiós a MobilCom

Así las cosas, el consejo de administración se limitó a acordar el abandono de las ambiciones del operador francés en la telefonía móvil alemana, para lo cual había comprado una parte de MobilCom. Esta última empresa posee una licencia de telefonía móvil de tercera generación (UMTS), adquirida en 2000 a más de 8.000 millones de euros, y ahora se encuentra en la perspectiva de no poder hacer nada con ella, ni con los 5.000 empleados que tiene. El abandono del accionista francés acarrea consecuencias políticas, porque France Télécom se va en plena recta final de la campaña para las elecciones en Alemania.

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