El sector automovilístico de EE UU prevé una caída en las ventas superior al 10%
El Salón de Detroit constata la pérdida de cuota de mercado de las tres grandes marcas estadounidenses
El Salón de Detroit, que ayer abrió al público, ha puesto de manifiesto el delicado momento por el que atraviesa la industria del automóvil de Estados Unidos. Los tres grandes fabricantes (General Motors, Ford y Chrysler) afrontan un año complicado, con una previsión de caída en las ventas superior al 10%. La recesión económica y el aumento del desempleo -en su nivel más alto desde 1994-, así como el agotamiento del mercado tras las fuertes ventas de finales de 2001, propiciarán la caída.
La próxima semana, los fabricantes estadounidenses comenzarán a anunciar sus resultados financieros de 2001 y se espera que sólo General Motors (GM) anuncie beneficios.
Aún así, GM va a reducir durante este año 5.000 empleos administrativos para tratar de mantener su rentabilidad, a la vez que ha puesto en marcha un plan de fuertes incentivos de 2.002 dólares por la compra en efectivo de la mayoría de sus vehículos.
Ford anunciará unas pérdidas que podrían superar los 2.000 millones de dólares -tras los 6.670 millones que ganó en el 2000-, y aplicará el plan mundial de reestructuración que anunció el viernes. El plan prevé el cierre de fábricas y la reducción de la producción en América del Norte en casi un millón de unidades anuales.
Ford también acaba de anunciar una agresiva campaña de descuentos de hasta 2.500 dólares para tratar de no perder más cuota de mercado, que bajó del 24,1 al 23,1% el año pasado.
Chrysler espera sanear sus cuentas este año y obtener beneficios en 2003, tras implementar su plan de reestructuración a comienzos de 2001 sobre la base de unas perspectivas generales mucho más halagüeñas.
"Sabemos que el objetivo es más difícil, pero compensaremos la reducción de ingresos con menores costos", ha declarado el presidente de Chrysler, Dieter Zetsche.
Las ofertas de ventas a plazos sin intereses, que salvaron al sector tras los atentados terroristas de septiembre, agotaron las finanzas de los fabricantes e hicieron que muchos consumidores adelantaran algunos meses la compra prevista para este año.
Durante la semana de Detroit no se han presentado apenas modelos de alcance mayoritario que puedan cambiar la situación en el mercado a corto plazo, menos aún a favor de los fabricantes estadounidenses.
El Salón ha sido rico en prototipos, sobre todo los que mezclan la capacidad todoterreno con características de coches de lujo y deportivos, aunque la mayoría de las novedades de producción y los prototipos no saldrán al mercado hasta al menos el 2003.
Competencia de las marcas europeas y japonesas
GM, Ford y Chrysler controlan en estos momentos en torno al 63% del mercado de EE UU, frente al 70% de 1998, y sólo venden el 50% de los automóviles, compensado por su superioridad en todoterrenos y camionetas.
Los problemas son especialmente grandes en el segmento de coches pequeños y medianos, frente a la cada vez más agresiva competencia de las marcas japonesas y surcoreanas, que ofrecen precios menores y garantías más largas.
Detroit también tiene dificultades en el segmento de las grandes berlinas de lujo, donde Lexus, Acura, BMW, Mercedes, Audi, Volvo y Jaguar siguen progresando a expensas de Cadillac, Buick y Lincoln.
Un ejemplo es la "canibalización" ocurrida dentro del grupo Ford, done el aumento de ventas de sus marcas de lujo europeas (Volvo, Jaguar y Land Rover) no hizo sino compensar la caída de las marcas americanas de prestigio (Mercury y Lincoln).
Asimismo, GM, Ford y Chrysler ven cómo las marcas extranjeras aumentan su participación en su sector más lucrativo, el de vehículos todoterreno y camionetas.
Las marcas de Detroit tenían un 84% de ese mercado en 1998, que se ha reducido progresivamente hasta el 76 por ciento en 2001.
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