El permanente compromiso de Omar Butler

El uruguayo Omar Butler (Montevideo 1927) era actor, profesión que ha ejercido hasta hace unas semanas, aunque su faceta profesional más destacada fue la de representante de actores tan importantes como Paco Rabal, Concha Velasco, José Sacristán, Rafael Álvarez, El Brujo o Fernando Rey, entre otros muchos. En lo personal destacaba por encima de todo su bondad, su gran dulzura y su compromiso político, con el comunismo, con la izquierda, con los derechos de los trabajadores, una postura que nunca abandonó hasta el final, hasta el sábado pasado que falleció en el hospital de la Princesa de Madrid de un fallo cardiaco, a los 85 años recién cumplidos y celebrados con sus amigos, muchos, entre los que se encontraban Claudia Gravi, Elena Arnao, María Luisa San José, Carlos Verneuil, Asunción Balaguer... Con algunos de ellos acudió a su última comparecencia en público el pasado 20 de diciembre, en el auditorio Caixaforum, con motivo de la celebración de los III Premios Actúa de la Fundación AISGE, a la que pertenecía desde hace años.

El actor fue enterrado ayer domingo en el cementerio de San Isidro, rodeado de su gente como Claudia Gravi, Juan Diego, Fernando Ramallo, Amparo Climent, Jack Taylor, Lidia San José, José Sacristán, Amparo Pascual, Asunción Balaguer, Manuel Galiana, María Luis San José, Carlos Verneuil, Fernando Marín, Mario Zorrilla, Juan Jesús Valverde, Javier Albalá, Zoe Birriatua, Elena Arnao, Fernando Rey Kart, Antonio Cuadri, y un grupo de colegas y representantes como José Marzili, Elvira Herrera, Alcira, Paloma Juanes.

Fue un emotivo acto en el que entre las coronas llegadas había una del Partido Comunista. Butler deja atrás una vida que en España reinició en los años sesenta, cuando vino a trabajar como actor en unos westerns y se quedó trabajando con Damián Rabal, hermano del popular Paco Rabal y reconocido representante de actores, del que se convirtió en su ayudante. En Uruguay se había formado en la escuela de la española Margarita Xirgu, pero nunca volvió. Se instaló en Madrid, ciudad en la que permaneció y donde era habitual verle en muchas actividades de los círculos artísticos de la ciudad, sobre todo los organizados por el mundo de la escena y del cine, y también en espacios ligados al mundo del espectáculo y que significaron auténticos templos de encuentro de las gentes de este oficio, como el Café Gijón y el legendario Bocaccio, locales que frecuentó desde los años sesenta.

Con el tiempo y la desaparición de Damián Rabal, fundaría su propia agencia de representación, Omar Butler, S.L., con algunos de los intérpretes más importantes de la escena española en la época.

Simultáneamente trabajó como actor. En cine participó en algunos títulos de culto como El poderoso influjo de la luna (1980), Femenino singular (1982) y, sobre todo, Colegas (1982), el controvertido largometraje de Eloy de la Iglesia en el que encarnaba a un homosexual, un colectivo con el que Butler también siempre estuvo comprometido. Para televisión participó en Los camioneros (1973), la serie dirigida por Mario Camus que protagonizaba Sancho Gracia y, ya en los noventa, Turno de oficio y Makinavaja. Las películas Sobreviviré (1999), El lado oscuro (2002) y el corto Háblame bajito, de 2006, completan su lista de apariciones principales.

Militante de base del PCE, donde era un rostro era un rostro habitual en la coordinación de actos.

Balaguer, viuda de Paco Rabal e íntima de Butler, comentaba ayer de su amigo que era una persona entrañable y un leal amigo: "No hay más que ver como todos hemos sido tan fieles con él, ha ayudado mucho a los actores, era una gran persona y como no quería ir a una residencia, los compañeros le ayudaron, algo que en nuestro oficio no es excepcional, porque los actores nos sentimos y nos comportamos como una familia, y respondemos siempre, más aún en un caso como Omar, que era entrañable y muy querido, los amigos le han sido muy fieles hasta el final, porque se lo merecía y ellos eran su verdadera familia", señala la actriz que destaca que Butler dejó la interpretación al convertirse en representante: "Pero Omar trabajó mucho como actor, un oficio en el que era muy gracioso, muy especial, y le llamaban muchos directores porque hacía personajes muy curiosos y divertidos". La actriz trabajó con él en los años setenta en una versión teatral de George Dandin, de Molière, con un grupo llamado La Tahona.

El director José Luis García Sánchez, uno de esos realizadores que contaban con Omar, dijo al conocer el fallecimiento de su amigo: "Para el oficio era un extraño y maravilloso mánager y amigo, más de una vez he pensado que en vez de cobrarle a los actores su porcentaje, a algunos se lo daba. También significa el cierre definitivo de Bocaccio, porque formaba parte del decorado, era un tío estupendo y era tan comunista que, cuando hubo una escisión en el PCE, se hizo del Partido Comunista de los Pueblos de Ignacio Gallego y también del grupo de Carrillo y si hubiera habido tres se hubiera, se habría apuntado a los tres".

También en sus comienzos en Madrid le conoció la actriz Claudia Gravi: "Fuimos muchos los que cuando murió Damián Rabal seguimos siendo representados por Butler hasta que decidió jubilarse, era un ser muy especial, lleno de secretos porque era muy celoso y reservado con su vida privada, pero destacaba por su generosidad. Además era un hombre muy comprometido, tanto políticamente, como con la gente de la profesión, fue un hombre muy querido como se ha demostrado ante su muerte, y antes vivió y gozó de la vida hasta el último momento". Gravi recuerda que en las últimas semanas tuvo dos grandes alegrías: "La celebración de su 85 cumpleaños el 18 de enero, que resultó ser el último, y su participación como actor en un cortometraje", dice en referencia a su trabajo en la película Hay mucha gente buena, de Antonio Cuadri.