Miserias bancarias
Hay que imaginar la situación. Alguien que está negociando un crédito con un empleado del banco aprovecha una distracción de este para robarle la calculadora de la mesa. ¿Qué pasaría si el empleado lo descubriese? La situación sería tan vergonzosa como ridícula.
Hace falta ser miserable para aprovechar los despistes y distracciones de los demás para robarles cosas de tan escaso valor. Pero eso, exactamente, es lo que hacen los bancos. Es más, yo diría que es una parte sustancial de su volumen de negocio: las comisiones por usar un cajero o la VISA, los intereses por descontar un cheque o hacer una transferencia, las cuotas por mantenimiento (de cuenta, de tarjeta, de correo, etcétera). Infinidad de conceptos que cumplen casi siempre con dos requisitos: ser inmoralmente abusivos, y estar intencionadamente camuflados en la letra pequeña de sus contratos. Porque al final todo se basa en eso: en burlar la confianza depositada para ir "distrayendo" pequeñas o medianas cantidades, de forma que a veces ni siquiera aparezcan reflejadas en los extractos.
Debe darles vergüenza reconocer abiertamente una actitud tan deplorable. Qué pena que esa mala conciencia no sea suficiente como para que dejen de practicar sus mezquinas fechorías.
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