David Cal, abanderado de las Rías Baixas
Ahora es el primer deportista gallego que alcanzó la gloria olímpica. El español más laureado de la historia en unos Juegos. El abanderado de España en Pekín y Atenas. Y el mejor embajador de las Rías Baixas en el mundo. Pero antes de eso hubo un largo y duro camino...
Todo comenzó en la escuela, desde la que unos niños tenían la vista tendida sobre la playa. Sobre las aguas plagadas de piraguas en la hermosa Ría de Aldán, en el municipio de Cangas, en la proa -firme y sólida como los acantilados de la Costa da Vela- de O Morrazo. Se llamaban Teri, David, Carlos, Sonia.... Y el club que les enseñaba a dominar las aguas, dejar volar sus sueños y divertirse, era el Club de Piragüismo Ría de Aldán.
No hay una explicación sencilla a por qué los dulces arenales de una pequeña parroquia canguesa producen la mayor concentración de olímpicos del mundo entero. Pero lo cierto es que David Cal Figueroa -el hijo de Miguel y María José, los panaderos de Barral-Vilariño, parroquia de Hío- comenzó ahí a templar el acero. Junto a él, entrenaban Teresa Portela, Carlos Pérez Perucho, Sonia Molanes y otros. Algunos fueron luego medallistas olímpicos, campeones de España, de Europa, del Mundo.
Nadie les regaló nada. David, a los ocho años, ya entrenaba en el club y a los 14 estaba en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva, cuna y madre del deporte de la pala, en Pontevedra. Tras encontrar a su entrenador, Suso Morlán, e incorporarse al equipo nacional, todo cambió.Porque David Cal tiene -y supo cultivar- unas condiciones físicas envidiables de potencia y envergadura. Y una cabeza fría y bien amueblada que hacen de él un idóneo competidor con el plus de una innata tranquilidad -no confundir con timidez- que, cuando compite, estalla, como una bomba, sobre las aguas.
Hoy es un modelo y un ejemplo para la sociedad y para la juventud, porque representa lo que siempre debe ser una pauta social: la cultura del esfuerzo, del sacrificio, del mérito que siempre acarrea una recompensa. Todo lo consiguió a base de constancia y duro entrenamiento. Mañana a mañana, madrugón a madrugón, rema en soledad por las frías aguas del embalse de Pontillón de Castro o del río Lérez. Luego le esperan largas y duras sesiones de gimnasio y una vida sana, ordenada y siempre atareada.
Por sus méritos es imagen de marca de las Rías Baixas. La Diputación de Pontevedra, que apoyó en sus inicios a los grandes artistas contemporáneos de Galicia -Laxeiro, Torres, Asorey, Antón Lamazares....- estimula también a los deportistas pontevedreses, desde la base a la cima, con becas que fomentan sus marcas para lograr su participación en los Juegos de Atenas, Pekín o Londres.
Esta apuesta no nace del oportunismo ni de los réditos a corto plazo, sino de la voluntad de ser un referente en el apoyo al deporte base y de la firme convicción de que solo así se consigue una juventud sana, creativa, comprometida y luchadora. Que solo así se gana el futuro. Sin esa colaboración, seguro que a David Cal y a nuestros exitosos deportistas, todo les hubiera resultado más complicado.
Peldaños
Hío (Cangas), 1982. Se inició en el mundo del piragüismo a los ocho años.
Posee cuatro medallas olímpicas.
2007. Campeón del Mundo.
2004. Campeón olímpico.
Medalla de Oro de la Xunta.
Medalla de Oro de la Diputación de Pontevedra.
Más de 20 de medallas en trofeos internacionales.
Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.
Premio Percebe de Oro.
Vieira de Plata al Mejor Deportista del Año.
Comendador de la Orden do Cocido.
Medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de 2008.
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