El mejor árbitro es el juego
Guardiola insiste en lo futbolístico, pero Rosell desliza que el trato de los colegiados "pinta mal"
Messi no se prodiga en las zonas mixtas de la Liga, pero el sábado pasado, tras el empate (0-0) del Barcelona en Vila-real, asumió responsabilidades y dio razones para justificar el resultado. Al final, le preguntaron por su enfado con el árbitro en el descanso y respondió: "Nosotros no hablamos de los árbitros. Hacen su trabajo. Pero algunos son unos soberbios y no puedes hablar con ellos". Hace unos días ya se pronunció Xavi al respecto: "Unas veces te perjudican y otras no. Este año nos perjudican más que otros. No nos queremos quejar, es la realidad". Ayer opinó Sandro Rosell, el presidente del club: "Hay días en que los árbitros se equivocan a tu favor y otras en tu contra. En lo que llevamos de año, la cosa no pinta demasiado bien, pero, normalmente, se equilibra. Me gustaría responder cuando acabe. Si no funciona, el Barça dirá su opinión porque el fútbol se basa en el juego limpio".
"El fútbol se basa en la limpieza. El Barça dará su opinión al final", avisa el presidente
"Si hay cinco millones de parados, ¡como para quejarme de un penalti!", dice el técnico
"El presidente ha sido modélico antes y ahora. Dirán que nos quejamos. Pues... vale. Es una guerra perdida. No tenemos nada que hacer, pero no nos hemos quejado durante cuatro años", sostuvo ayer Pep Guardiola. "Puedes salir y decir: '¡Ya basta!'. ¿Y qué gano? ¿Me van a pitar mejor? El árbitro quiere hacerlo bien. Otra cosa es el análisis posterior. Y me enfado si me perjudican, claro, pero al segundo pienso: 'Se han equivocado, como yo'. En estos cuatro años hemos sido modélicos en el empate y la derrota, un ejemplo. Nos hemos comportado muy bien, como debe ser en este club. Esto va más allá de ganar o perder. Si hay cinco millones de parados, ¡como para quejarme de un penalti! ¡No jodamos!".
El técnico insistió en el discurso: "Yo me siento libre de conciencia, aunque la gente pensará que soy un impostor. Pero he respetado el sistema arbitral y a los contrarios. No me represento a mí. Represento al Barça y tengo la conciencia tranquila. He vivido aquí en ese tono. Pero contra los altavoces tan fuertes no hay nada que hacer. Es una guerra perdida que, además, no sirve de nada". Llegados a ese punto, ahondó en la idea de que, si los errores arbitrales perjudican, "el único camino es hacerlo mejor". "Hay que hablar de juego. Saber qué hacemos mal porque, al final, si hablas de los árbitros, estás haciendo un daño terrible al fútbol. Todo es sospecha...". Prefiere otro camino: "¿Que juega bien el Madrid? Felicidades. El Madrid nos puso en nuestro sitio. Lo bonito es aceptar que el otro es mejor que tú".
Los jugadores azulgrana, de todas maneras, lamentan que los partidos se interrumpan con tanta frecuencia y que el árbitro sea cada vez más permisivo. Messi, que el curso pasado no figuró entre los 30 que más faltas recibieron, lleva ahora 41, ha cometido 17 y ha visto cuatro tarjetas amarillas, una por simular un penalti y tres por protestar. Al madridista Pepe le han pitado 16 faltas y suma cuatro tarjetas.
El problema del argentino con los colegiados no tiene nada que ver con las patadas que recibe. Si se le pregunta por quién le ha entrado más duro, ni atiende: "No sé, no me acuerdo de eso". "A Leo", dicen sus compañeros, "lo que le desespera es no poder jugar". Y últimamente el Barça no juega tanto como solía y quisiera. Los partidos cada vez son más trabados por las faltas, las protestas de los rivales y el tiempo que pierden, pero también por la falta de fluidez propia. La sensación es que cada vez se juega menos al fútbol. El punto de inflexión se habría producido a partir de la final de la Copa en Mestalla. El Madrid enseñó el camino. Así, los adversarios pueden llegar a duplicar el número de faltas respecto a su media cuando se enfrentan al Barça. El Villareal, cuya media es de 13,3, cometió siete ante el Atlético y 22 frente al Barça. El Madrid, que suma 254 en la Liga, una media de 12,7, hizo 39 (19 + 20) en los duelos de la Copa con el Barça. Algún técnico coincide en que "cuanto menos jueguen los azulgrana, más opciones de ganarles", de manera que la mayoría de los rivales usan las faltas tácticas y juegan al límite del reglamento, que varía según el árbitro.
"Si nos hacen faltas, la culpa es nuestra por no pasar más rápidamente el balón", dice Guardiola. La capacidad combinatoria del equipo ha menguado poco -10 pases menos por partido- y la posesión del balón ha bajado un minuto por encuentro, nada significativo cuando se alcanzan picos del 80%. "Hay que hartarse de jugar", despeja Guardiola cuando se le pide la razón de por qué a su equipo solo le han pitado tres penaltis a favor y al Madrid nueve.
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