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Reportaje:TENIS | Final del Abierto de Australia

Dos rivalidades opuestas

Nadal cimenta su relación con Federer en la admiración mutua; con Djokovic se ha enfriado

Tras el maratón de 5h 53m, ninguno de los dos contrarios está para risas: Novak Djokovic y Rafael Nadal, enfrentados en las tres últimas finales grandes, todas vencidas por el serbio, requieren de una silla cada uno para aguantar sin desmayarse los discursos protocolarios. Sus palabras hacia el otro llegan marcadas por la educación y el agotamiento, pero sin la nota cálida de la gran amistad que hubo. Allá por 2007, por ejemplo, el mallorquín coincidió con el serbio en el Buona Notte, un restaurante canadiense, y le hizo un regalo por el título conquistado en Montreal, pese a haber perdido con él en semifinales: envió a un camarero con una botella de champán a su mesa. Es difícil que ahora se repitiera esa escena. La rivalidad entre ambos ha crecido con sus 30 enfrentamientos, y en una dirección opuesta a la de Nadal y el suizo Roger Federer, presidida por la admiración mutua. Hoy, la relación es correcta, pero el tono ya es otro.

En 2007, el español mandó champán a la mesa donde el serbio festejaba un título
Tras las finales, el trato entre ellos es correcto, pero el tono es otro
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Djokovic fue un Nadal

"Hace tres o cuatro años, el tenis era solo Roger y Rafa", dice Djokovic antes de la final de Melbourne, orgulloso de haber roto un duopolio que se repartió todos los grandes menos dos entre junio de 2005 y enero de 2011. "Ahora, hay cuatro candidatos (ellos tres y el británico Murray) como poco. Creo que eso es genial para este deporte. Estar donde estamos los cuatro de arriba implica un esfuerzo tremendo", cierra el serbio, que siempre tuvo y tiene buenas palabras para el mallorquín, en el triunfo y en la derrota.

El pulso Nadal-Federer no tiene nada que ver con el combate Nadal-Djokovic, pese a que el mallorquín domine en ambos casos los enfrentamientos (18-9 y 16-14, respectivamente). El suizo, mayor en títulos y edad (30 años), es el poder establecido. Nadal (25) era la fresca revolución, lo nuevo. Hoy él es el campeón a destronar, y Djokovic, un año menor, la joven frescura. Hasta que Federer se acercó a la treintena, Nadal y él se dividieron el mundo por superficies: la tierra para el español, la hierba para el suizo. Como terreno neutral, el cemento.

Djokovic no respeta nada de eso. Nadal ya ha cedido contra él en cemento, tierra, y hierba. Son otros tiempos. Como dijo Dijana, la madre del serbio, tras conquistar Wimbledon: "Hoy comienza la era de Djokovic. Desde ahora se trata de Djokovic contra Djokovic". Unas palabras imposibles de escuchar en los entornos de Federer y Nadal, pese a la discusión que ahora mantienen por la estructura del ránking.

Tres cosas han marcado la relación a fuego. Están las seis victorias en seis finales cosechadas por Nole sobre el mallorquín en 2011, el punto de inflexión en una rivalidad que dominaba el mallorquín (16-7 hasta entonces). Está la vena festiva de su banquillo, ruidoso durante los partidos, y descuidado en las formas: igual que ayer golpean las vallas y la pared de la pista, tras perder la final de Madrid, Nadal pudo oír desde el vestuario cómo Marian Vajda, el entrenador del serbio, cantaba y bailaba con su pupilo mientras descorchaban el champán. Las paredes impidieron que viera que eso ocurría con el técnico semidesnudo y subido al capó de un coche. Finalmente, está el lenguaje corporal de Nole en sus duelos.

"¿Es divertido, no?", ironizó Nadal cuando le preguntaron por los problemas respiratorios del serbio antes de la final de Melbourne. "Vi su semifinal contra Murray por la tele. En el quinto set, cuando se estaba moviendo fantásticamente bien, empezaron a enseñar imágenes del segundo, cuando parecía que estuviera destruido. ¡2h 50m después de aquello estaba perfecto! Es difícil imaginar que tenga esos problemas".

El español define al serbio como un jugador "fantástico y brillante". Toni Nadal, su tío y entrenador, va más lejos: "Si alguien te gana tantas veces seguidas, es porque es mejor que tú". Sienten una admiración técnica y profesional por lo que consigue hacer el genial serbio sobre una pista. Eso sí, lo de volver a enviarle botellas de champán...

Djokovic ofrece agua a Nadal tras la final.
Djokovic ofrece agua a Nadal tras la final.GREG WOOD (AFP)

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