_
_
_
_

La banda de la carretera, en el banquillo

El clan de los Flores niega en la Audiencia de Cádiz la acusación de 40 delitos

Para la policía y la Guardia Civil eran los delincuentes más buscados. Para los dueños de gasolineras, camioneros y propietarios de viviendas rurales cerca de la carretera, los visitantes más temidos. Para la familia de Tamara Leyton, los asesinos. Pero para ellos mismos, los miembros vivos del clan de los Flores, son inocentes. Nada de horrores y miedos. Más bien, víctimas de la casualidad.

Las armas de fuego y los guantes con los que, supuestamente, habían cometido algunos de sus asaltos, estaban dentro de su coche pero, según ellos, no les pertenecían. Ayer arrancó en la Audiencia Provincial de Cádiz el juicio contra esta banda, a la que imputan más de 40 delitos violentos. La fiscalía pide para cada uno de ellos más de 200 años de cárcel.

La historia de esta banda asidua a la carretera comenzó en los años noventa. Hermanos y primos Flores fueron detenidos tras dejar numerosas víctimas de violaciones y robos. Casi dos décadas después, cuando todavía estaban bajo permiso penitenciario, volvieron a reorganizarse, según la policía. Había nuevas incorporaciones, los jóvenes de la familia, que se sumaban a esta curiosa herencia.

Los hermanos Fernando, Francisco y Cristóbal Flores, acompañados de su hermanastro Manuel, aprovechaban los fines de semana, cuando salían de la cárcel, para cometer sus delitos, según la fiscalía. Frecuentaban barriadas aisladas, localidades en fiestas, para aprovechar las viviendas vacías. Eran robos pero llevaban armas y terminaron usándolas. Lo más grave sucedió cuando intentaron entrar en la casa de los Leyton en Puerto Real el 5 de julio de 2008. La joven Tamara escuchó ruidos y salió a ver qué ocurría. Fue acribillada con varios disparos en la espalda. Su madre, su padre y su hermano resultaron heridos cuando fueron a ayudarla. Después siguieron los robos y los disparos, como los que recibieron un vecino de Medina Sidonia o un agente de la Guardia Civil en Setenil. A finales de agosto, la policía y la Guardia Civil lograron detenerles en la autovía Jerez-Los Barrios. Trataron de huir, y en esa huida, cayó muerto Cristóbal de un disparo.

En el juicio los hermanos Flores se negaron a contestar a las preguntas de la acusación. Pero sí respondieron a su abogado. Y lo negaron todo. Hasta lo más evidente. ¿Por qué había joyas en sus domicilios? "No eran robadas, sino compradas en un mercadillo", respondieron.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_