El rey de los 'realities'

Fue pionero de la telerrealidad. Encerrar a 10 personas en una casa aislada del mundo, sin teléfonos ni periódicos y plagada de cámaras encendidas las 24 horas del día era un formato sorprendente -"experimento sociológico", dijeron sus responsables- y de éxito fulgurante. Llegaba de Holanda y Gran Hermano se convirtió en 2000 en un espectáculo mediático que enganchó a millones de espectadores. Se extendió como la pólvora por televisiones de medio mundo. 87 países lo han emitido, pero ninguno como España ha demostrado tanto entusiasmo por un programa que inauguró un nuevo género televisivo.

"Su estreno fue un terremoto en los cimientos de una televisión que vivía muy apaciguada y tranquila. Fue un gran acontecimiento social", aseguró, en vísperas de su retorno, el director general de Contenidos de Telecinco, Manuel Villanueva.

Hoy, 12 años después de su estreno, vuelve Gran Hermano a las pantallas de Telecinco (22.00) con Mercedes Milá como anfitriona. Esta edición (la 12+1 para sortear las supersticiones de Milá) se propone volver a los orígenes. "Estoy feliz de estar aquí otra vez, parece que la vida no pasa", sostuvo ayer la periodista, consciente de que "cada vez es más difícil" mantener en todo lo alto el programa. Ella, y la implacable voz de El súper, serán el único contacto de los concursantes con el mundo exterior. Jordi González se encargará de presentar el debate dominical que dará cuenta de la vida en la telecárcel y de los conflictos entre sus habitantes. A este espacio se asomarán exconcursantes, que en estos años han sido asiduos en la parrilla de Telecinco.

Gran Hermano cerró la última temporada con 2,6 millones de seguidores (18,5% de cuota). Pese a que el tiempo ha ido erosionado sus audiencias, el formato ha aguantado las embestidas de la competencia. La noche del jueves ha sido un territorio en el que ha reinado el chalé más famoso de Guadalix de la Sierra. En esta edición habrá una sola casa y 10 concursantes (entre 18 y 40 años), seleccionados con mucho ojo televisivo de entre 70.600 aspirantes.

Producido en colaboración con Zeppelin TV, los concursantes se regirán por un código de convivencia y estarán vigilados por el "responsable de las buenas maneras". Una vuelta más de tuerca para un programa en el que han aspirado a participar más de 800.000 personas en España. Los 35 finalistas han pedido una excedencia en su trabajo, excepto una, que ha tenido que cerrar su negocio por la crisis.