"Ante el pelotón, que me quiten la venda"
El juez Baltasar Garzón no es optimista sobre el resultado del juicio que se está celebrando en el Tribunal Supremo. Una persona de su círculo íntimo le preguntó que cómo describiría su situación tras el primer día. "Estoy ante el pelotón de fusilamiento y he pedido que me quiten la venda de los ojos para mirar de frente", respondió.
El todavía magistrado superó el martes con nota las preguntas de los abogados que le acusan por haber ordenado intervenir conversaciones de presos de la trama Gürtel con sus abogados. Ayer, toda la prueba fue muy favorable para sus intereses. Los policías de la Unidad Antifraude avalaron su versión de que, desde la cárcel, Francisco Correa, Pablo Crespo y Antoine Sánchez estaban intentando blanquear dinero a través de su primer abogado, José Antonio López Rubal, y ratificaron que el juez puso verdadero énfasis en que había que preservar en todo caso el derecho de defensa.
El funcionario Vicente Maroto, encargado de tramitar el sumario Gürtel en su juzgado, explicó que la policía comentó: "Esa gente está moviendo el dinero desde la cárcel". Y que fue la fiscal Miriam Segura la que, "muy nerviosa", reclamó a Garzón que hiciera algo con las visitas a prisión de los letrados. También narró que el juez ordenó que se expurgaran las charlas intervenidas y sus transcripciones para preservar el derecho de defensa de los presos, como se hizo.
Las pruebas están siendo muy favorables para el juez y el clima de la Sala resulta muy amigable. Un ejemplo: a Luciano Varela, instructor de la causa de los crímenes del franquismo y recusado por Garzón, se le cayó un vaso con agua. El presidente, Joaquín Giménez, paró la vista por "una inundación doméstica" y reclamó "logística". Fue el propio Garzón el que ofreció sus kleenex a Varela, lo que provocó una carcajada del presidente.
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