Gran Alicante, gran Madrid, gran baloncesto

El fantástico partido que libraron el Lucentum Alicante y el Real Madrid arrincona, siquiera por un tiempo, la oleada de debates que salpican a la Liga Endesa, encajonada entre la explosión de Ricky Rubio y el excelente rendimiento de los nba españoles y las ansias de expansión de una Euroliga que acaba de anunciar más jornadas, con partidos los jueves y los viernes, para la próxima temporada. No hay mejor respuesta a la cháchara sobre los males de la competición española que un duelo tan bello como el que cerró la 16ª jornada.

Para entonces se sabía ya que el Barcelona Regal mantenía en jaque el liderato del Madrid. Aprovechó el equipo de Xavi Pascual el espléndido rendimiento de Marcelinho Huertas y Pete Mickeal y dio cuenta (56-71) de un Lagun Aro excesivamente reducido a lo que hiciera Andy Panko. Se sabía también que el Caja Laboral la había pifiado un día antes (65-76) frente a uno de esos rivales teóricamente inferiores a muchos, pero quijotesco y peligroso como es el Assignia Manresa, que triunfó haciendo piña en torno a las actuaciones estelares de Asselin y Downs.

El modesto Lucentum sacó a relucir el carácter de las escuadras indomables

Y se sabía también que el CAI Zaragoza había batido nada menos que su récord de anotación a propósito de la soberana paliza (96-73) que le propinó a un Fiact Joventut cada vez más irregular, capaz de lo mejor como demostró con su victoria de hace un par de semanas sobre el Madrid, como de lo peor. Tan irregular como el Valencia, sorprendido por el Fuenlabrada (69-76) o como el Asefa Estudiantes, derrotado por el Gran Canaria (73-65).

Lo mejor, sin embargo, estaba por llegar. Se produjo en el Centro de Tecnificación de Alicante, donde el Madrid ganó por 86-92. Que el equipo de Pablo Laso juega a todo trapo se sabía de antemano. Lo bueno es que el Lucentum Alicante, ese equipo que estuvo a punto de no iniciar siquiera la Liga a causa de sus problemas económicos, y que ha sorprendido a unos y otros, clasificado ya para la Copa del Rey, le vio la apuesta. Txus Vidorreta, su entrenador, demuestra una valentía táctica que se echa de menos en muchos de sus colegas.

No importaron las bajas de Álex Urtasun, de Freire, ni que Rautins se rompiera la nariz antes del descanso, ni que los pívots se cargaran con faltas y Barnes fuera eliminado en última instancia. El Alicante perdió, sí, pero jugó un partido de padre y señor mío. Llegó a dominar por 13 puntos al rival que le birló a finales de noviembre a Kyle Singler, figura clave en su sensacional arranque de temporada. Y sacó a relucir el carácter de las escuadras indomables. Solo el velocísimo y agresivo juego ofensivo que desplegó el Madrid, con un Felipe Reyes infalible ante canasta y un pulpo bajo el aro, un Mirotic capaz de hacer de todo, o un Tomic y un Suárez muy entonados, le permitieron llegar con opciones al final.

A pesar de que Tyrone Ellis, el escolta de 34 años con largo currículo en la Liga y fichado en noviembre, anotó su séptimo triple, que junto a otro de Dewar completaron la friolera de 15 para el Lucentum, el Madrid dominó el esprint final. Y eso que, tras una inoportuna falta técnica de Llull y dos tiros libres anotados por Pedro Llompart, uno de los bases en mejor forma del campeonato, entró en los dos últimos minutos por detrás. Pero entonces, majestuoso, certero, imparable, Jaycee Carroll sentenció con dos triples escalofriantes. Digno colofón a un apasionante partido.