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Reportaje:

Las otras religiones

Los inmigrantes latinos y eslavos traen consigo nuevos cultos que se practican en templos y bajos reconvertidos

La iglesia católica sigue recibiendo la bendición de muchos incondicionales que ponen la cruz en la casilla del documento de Hacienda. Las cosas, sin embargo, están cambiando y la presencia de otros credos, colectivos, comunidades y sectas dispersan las almas conforme llegan y se asientan inmigrantes y trabajadores de múltiples procedencias.

Baptistas, metodistas, testigos de Jehová, protestantes, budistas, judíos, ortodoxos y musulmanes, hacen uso de nuestra libertad religiosa y ejercen sus cultos con mayor o menor fortuna. Y no todos cuentan con los recursos para edificar la espectacular mezquita de Valencia. Abundan los bajos y los pisos transformados en templos de culto.

Para el pastor colombiano Orion sus misas de los domingos son como un concierto de jazz. Casi se podría decir que es de los nuevos pero no hace ni medio año que montó su comunidad en un bajo del casco antiguo. Justo en la calle Quart de Valencia. Los domingos cantan y bailan, tocan el órgano y siguen un inequívoco estilo americano. "Nosotros nos basamos en lo que dice la Biblia; en cambio, los católicos creen en las normas de la Iglesia".

Las misas del colombiano Orion son como conciertos de jazz
Un templo parece haber sido trasladado de los Balcanes

Es viernes y las familias de latinos y algún africano se deleitan con una paella después de un oficio. En este bajo marginal, la gente se ve con los suyos. Para buena parte de los ciudadanos que proceden del continente americano la religión funciona como elemento de contacto social.

El templo que capitanea Orion es como un garaje, y la disposición de las sillas de plástico, del pequeño atril para el pastor y del reluciente piano eléctrico, podría ser el escenario de un concierto de rock.

La estrella de los templos originales es la parroquia de los Santos Arcángeles. Es la iglesia ortodoxa de la ciudad. El pope Demetrius Daniel, sacerdote de negra barba, lucha por sus fieles rumanos, dispone de una iglesia humilde. Vírgenes multicolores miran en la pared dorada. De Rumanía llegó un pintor para trazar Las Herminias, "con las reglas que hay que respetar".

Lo que uno ve, además de la devoción silenciosa de los fieles, es el dorado. La luz de Dios. Uno se queda perplejo ante un templo en un barrio popular valenciano que podría haber sido trasladado pieza por pieza desde los torturados Balcanes.

"Necesitamos ayuda para construir un templo decente. Pero la vida religiosa de la comunidad rumana ha bajado mucho. Oficiamos sacramentos, bautismos, bodas y comuniones; también cuidado de enfermos", dice.

El pope Daniel conoce bien a Josep Maria Felip, actual encargado de esos asuntos en la Generalitat como director general de Inmigración y Cooperación al Desarrollo. "Queremos que la Generalitat se comprometa y no solo de boquilla". La comunidad rumana es muy numerosa en la Comunidad Valencia con templos en Castellón, Vila-real, Sagunto o Gandia.

Nuevos credos y nuevos templos valencianos, tanto los ortodoxos como los humildes pentecostistas cuya religión nació en Kansas, esperan que la libertad religiosa que establece la Constitución, no sea papel mojado.

Acto religioso en el templo ortodoxo rumano en Valencia.
Acto religioso en el templo ortodoxo rumano en Valencia.TANIA CASTRO

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