"Me ha faltado mucho rodaje"
Se levanta la gorra con la mano izquierda y se arregla el pelo, despeinándolo, con la derecha. "Menudo día", resopla. Nani Roma (Barcelona, 1972), primer ganador español del Dakar, en moto, vino a Sudamérica a repetir hazaña, ahora en coche, aunque sin el convencimiento de que lo haría. Hoy, más de 41 minutos por detrás de Peterhansel, solo puede esperar un milagro.
Pregunta. No será supersticioso, porque lleva el Mini amarillo...
Respuesta. Para nada. El equipo me preguntó el color. Fui yo el que lo pedí.
P. ¿El coche es el retiro de los motoristas?
R. No, el coche es una opción para algunos moteros. Cuando gané el Dakar en moto podría haber seguido algunos años más, pero siempre me habían tirado mucho los coches, vi que también podría ganar y probé. No todos los motards pueden ganar en coche. Yo probé un día un coche de carreras y vi que se me daba realmente bien, que disfrutaba. Y pensé que si tenía un buen coche y un buen equipo, podría hacerlo.
P. ¿Cómo le quedan ganas de seguir corriendo a Peterhansel?
R. Stéphane ha pasado toda la vida compitiendo. Si esta aquí es porque todavía le quedan fuerzas y tiene ganas, también, de asumir riesgos. Uno no puede estar aquí a la fuerza.
P. Usted fue fan de Peterhansel antes que su rival.
R. Sí, le robé una camiseta. Yo empecé a correr el año 91 y él ya ganaba el Dakar. Así que en el año 93, durante un rally en Holanda, coincidimos en unas duchas y se la robé. Muchos años después me la encontré un día, de casualidad, cuando estaba arreglando unos armarios por casa. Y cuando fiché en el 2005 por Mitsubishi se la devolví el día de la presentación del equipo.
P. ¿Cómo de difícil es olvidar un accidente en el Dakar?
R. Son cosas que te quedan en la memoria. No es fácil borrarlo. Pero intentamos que el tiempo pase y todo se olvide.
P. ¿Es mejor piloto en motos o en coches?
R. No lo sé. Intentaba hacerlo bien en moto y lo intento ahora con el coche. Aunque, de momento, podríamos decir que soy mejor en motos; el día que gane un Dakar en coches lo debatiremos.
P. ¿Ha sido el desierto peruano tan fiero como lo pintaban?
R. Sí, sí. Muy complicado. La primera jornada en Perú fue muy difícil, no podías perder la concentración un segundo. Eran dunas muy pequeñas, estaban muy rotas, y mal organizadas: así, con tantas subidas y bajadas, te quedas clavado en la arena enseguida. Cuando son dunas grandes es más fácil atravesarlas.
P. ¿Cómo se compite esperando el error del otro?
R. No se trata de esperar el error, solo he intentado competir al máximo. La primera semana me faltaba mucho rodaje, porque había corrido muy poco este año, apenas conocía el Mini... Esta segunda semana ya sí he pilotado muy bien y los tiempos en comparación con los de Stéphane son mucho más parecidos. Estoy muy satisfecho de la carrera que he hecho, he sabido ser prudente.
P. ¿Los más de 20 minutos perdidos hoy [ayer] no cambian su discurso?
R. Ha sido muy difícil: me he quedado encallado en las dunas, he perdido unos 10 minutos dando vueltas... En los últimos dos días he fallado más que en el resto del rally.
P. Su primera victoria de etapa coincidió con el día en que su mujer, Rosa Romero, abandonó...
R. ¡Pobre! Lo pasó muy mal. Fue una putada para ella, me costó mucho consolarla, porque le hacía mucha ilusión. Abandonó por un problema mecánico, ni siquiera por un error. Tenemos tres hijos, y solo ella sabe todo lo que tuvo que esforzarse para llegar hasta aquí. Los últimos meses yo casi no estaba en casa y ella tuvo que buscarse la vida para poder con todo. Pero lo intentaremos otro año.
P. ¿Y los niños?
R. Se quedaron con mis padres y mis suegros. El pequeño, Marc, antes de salir nos preguntaba: "¿Quién ganará, el papá o la mamá?". Tiene tres años y aún le cuesta entenderlo todo.
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