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El militar rebelde de más alto rango dice que 20.000 soldados sirios han desertado

Las manifestaciones y disturbios de protesta contra el régimen de Bachar el Asad llegaron ayer a algunos barrios de Damasco, al tiempo que seguían las deserciones de soldados, la renuncia de algunos observadores de la Liga Árabe, y un barco ruso atracaba en un puerto sirio supuestamente con un cargamento de armas.

Crece la tensión como parece aumentar el número de soldados que están abandonando las Fuerzas Armadas. Según un portavoz del Ejército de Siria Libre, ayer tuvieron lugar 70 nuevas deserciones, que habrían pasado a engrosar las filas de esta milicia de oposición al régimen que ha instalado su cuartel general en el sur de Turquía. Desde ahí, en conversación telefónica con la agencia Reuters, el general Mustafá Ahmad al Sheij, el militar de más alto rango que ha desertado, aseguraba que disponen ya de 20.000 efectivos y que, de llegar a reunir 10.000 más, podrían poner en marcha una guerra de guerrillas "que haga caer el régimen en cuestión de un año o un año y medio". El general afirmó que la mayoría de los soldados que han abandonado los cuarteles no se han alzado en armas contra el régimen y se limitan a permanecer escondidos o a proteger a sus familias.

La revuelta contra el régimen de Bachar el Asad coge fuerza en Damasco

"Los desertores son solo pequeños grupos. Las deserciones en masa ocurrirán cuando los soldados vean que la comunidad internacional ha decidido derrocar el régimen", agregó Al Sheij, que calculó en 280.000 el número de militares que forman el Ejército sirio. "El Ejército Libre de Siria debe ser mantenido bajo control por temor a un colapso repentino del régimen", concluyó el mando.

Damasco había permanecido casi indemne a los disturbios registrados en ciudades como Homs, Hama o Deraa. Sin embargo, ayer, tras el tradicional rezo de mediodía, centenares de activistas se enfrentaron a las fuerzas de seguridad y a grupos de apoyo al régimen en varios barrios periféricos de la capital. Los disturbios se extendieron también a la ciudad costera de Latakia, cuna de la familia de El Asad.

La propagación territorial de los disturbios y su prolongación en el tiempo hace que comience a especularse con el estallido de una guerra civil. Así lo apuntaba el secretario general de la Liga Árabe, Nabil el Arabi, durante una entrevista concedida al canal de televisión egipcio Al Hayat. "Las consecuencias de una guerra", añadió, "se dejarían sentir en los países vecinos".

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El Arabi tildaba de "preocupantes" los informes presentados hasta ahora por los observadores (tres de ellos han abandonado) que su organización desplegó en Siria el 26 de diciembre. No obstante, aseguró que las muertes habían descendido gracias a la presencia de estos observadores, tesis que contradice el informe presentado el miércoles por la embajadora de EE UU en Naciones Unidas, Susan Rice. La diplomática aseguró que el número de muertes no solo no habría descendido, sino que "era más alto que antes", con 40 personas más fallecidas al día, un total de 400 víctimas desde la llegada de la misión.

La misión de la Liga Árabe presentará sus conclusiones a los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la organización el 19 de enero. En caso de un informe negativo, la Liga Árabe estudiará si sancionar o no a Siria ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde hasta ahora Rusia y China han vetado cualquier acción contraria al régimen de Bachar el Asad. Incluso podría pensarse que es más bien al contrario, después de la llegada ayer a la costa siria de un buque ruso supuestamente cargado con armas para el régimen.

Un grupo de soldados sirios que han desertado del Ejército posan armados en la ciudad de Qusair.
Un grupo de soldados sirios que han desertado del Ejército posan armados en la ciudad de Qusair.REUTERS

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