Muebles plegables, apilables y ahora... transformables
La crisis y un mercado saturado lanzan a diseñadores a fabricar sus productos
Cada vez son más los diseñadores y arquitectos que se lanzan a fabricar productos propios. No es fácil encontrar ya huecos en el saturado mercado rizando el rizo o mareando formas. Pero queda espacio para las ideas. Tirando de refranero, si la necesidad aviva el ingenio, la tendencia podría ser la de "el ojo del amo engorda el caballo". Así, si el año pasado los diseñadores Antonio Salvador y Roger Zanni comenzaron a producir las cajas-estantes BrickBox -que permitían trasladarse sin desmontar la casa y montar la estantería encajando cajones y sin clavar un clavo-, la nueva serie de muebles Redo-me (rehazme) ha tenido ocupado al estudio de arquitectura madrileño Paredes-Pino durante buena parte de 2011.
Con la construcción en punto muerto, Manuel García de Paredes asegura que ese es su proyecto estrella. Y lo cierto es que, además de idear muebles transformables -que con los mismos elementos permiten montar multitud de piezas-, ellos mismos se han transformado como profesionales. Fernando G. Pino y Manuel García de Paredes se han convertido en empresarios,fabricantes, diseñadores gráficos y vendedores para realizar cada una de las fases del producto: del diseño a la patente, de la web a la fabricación. "Es nuestro hasta sus últimas consecuencias", afirman. Para lanzarlo han tenido que convertirse en una pequeña productora.
La idea que sustenta tanta dedicación es la de la versatilidad. La transformación es la clave. Ya no se trata de plegar ni apilar. Variar también es posible montando distintos muebles con idénticas piezas. Los mutables son un peldaño más en la evolución de los muebles. Y no solo el usuario gana en usos. Trabajar con los mismos elementos, de contrachapado de abedul o de plexiglás, facilita el montaje, el transporte, la posible sustitución y, por supuesto, la fabricación. Así, con variaciones de tres elementos tomados de cinco en cinco -o de más en más, según se adquiera un paquete pequeño, mediano o grande-, el sistema permite montar múltiples disposiciones. Un sencillo juego de tensores roscados adaptables sirve para unir las piezas. Una vez montados, los bancos o mecedoras pueden cambiar, crecer, extenderse o dividirse reordenando las piezas.
Más allá de la implicación de autores y usuarios, estas productoras tienen en común la fabricación española -que sirve de inyección económica a pequeñas empresas que han dejado de fabricar cocinas o puertas- y el cambio radical en el sistema de ventas. Internet es la nueva tienda. Expuestos en comercios como Volumen en Madrid (Redo-me) o Cosín y Cosín en Valencia (BrickBox), los productores no ganan dinero en las tiendas para poder vender al mismo precio que en la web, pero consiguen un escaparate en el que mostrar sus mercancías. Sorprendentemente, mucha gente no necesita tocar para creer. Les basta la pantalla de Internet para convencerse a la hora de elegir. Un porcentaje alto de los pedidos de BrickBox proviene de los países nórdicos, "especialmente de Noruega", apunta Salvador. Es el boca oreja, más que las modas, lo que manda entre estos nuevos productos ingeniosos que, sin ser necesariamente rompedores, sirven para romper muchos moldes.
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