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Crónica:MÁLAGA 0 - ATLÉTICO 0 | FÚTBOL | 18ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético redescubre la garra

Los de Simeone, hipermotivados, anestesian al Málaga con un juego precipitado

Fernando J. Pérez

Málaga y Atlético de Madrid, dos rivales directos en la lucha por los puestos europeos, se repartieron los puntos en un partido que si ha de pasar a la historia será por la intensidad con la que se emplearon los visitantes, que demostraron haber interiorizado el manual de Diego Simeone de jugar con el cuchillo entre los dientes.

En la primera parte, los jugadores del Atlético, por la sobredosis de ginseng anímico de Simeone, confundieron la motivación con el ansia y sustituyeron la apatía que les legó Gregorio Manzano por una especie de hiperexcitación que impidió que la primera jugada coherente llegara hasta la media hora de partido. Fue una combinación veloz, directa, implacable, como agradan al Cholo: en tres toques se avanzaron 35 metros. Tiago recibe un balón largo de Savio y este sin pensárselo lo dispara hacia la portería de Willy Caballero. El tiro hubiera entrado de no haber mediado el hombro de Weligton, que lo envió al larguero.

MÁLAGA 0 - ATLÉTICO 0

Málaga: Willy Caballero; Gámez, Demichelis, Weligton, Monreal; Toulalan, Cazorla (Apoño, m. 86), Buonanotte (Duda, m. 73), Isco; Juanmi (Van Nistelrooy, m. 67) y Rondón. No utilizados: Rubén; Sergio Sánchez, Mathijsen y Maresca.

Atlético. Courtois; Perea, Godin, Domínguez, Filipe Luis; Tiago; Juanfran, Gabi, Diego, Salvio (Arda Turan, m. 68); y Falcao (Adrián, m. 88) No utilizados: Asenjo; Miranda, Antonio López, Koke, Mario Suárez y Juanfran.

Árbitro. José Antonio Teixeira Vitienes. Amonestó a Domínguez, Diego, Demichelis, Tiago, Sergio Sánchez, Falcao y Apoño.

La Rosaleda: 28.300 espectadores (lleno).

El Cholo consiguió que sus jugadores no dejaran de presionar durante todo el partido
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Fue la única ocasión de peligro atlético en el primer acto. Los madrileños se lanzaron a presionar a los locales desde el pitido inicial, planteando una defensa más de caza y presa que de contención. Con esos mimbres, Domínguez en el minuto 24 y Diego en el 27 vieron la tarjeta amarilla. El exceso de ganas de agradar hacía que los de Simeone llevaran la mayor presión al campo malaguista, lo que propiciaba contragolpes de los locales, aunque sin generar muchas ocasiones de peligro. Mientras tanto, Falcao, el único en la punta del ataque, no recibió un solo balón aprovechable.

El Málaga también arrancó especulativo, y tardó 15 minutos en hallar los huecos. Sin embargo, con el paso de los minutos fue ganando en mando ante una Rosaleda que se llena partido tras partido. Courtois, baluarte atlético, salvó un remate de cabeza de Rondón tras un saque de falta de Cazorla. El asturiano, que ayer jugó más cerca del centro del campo, se convirtió en faro y central de abasto de balones de los atacantes, entre los que brilló especialmente Buonanotte, supuestamente pretendido por Simeone. Pero el peligro nunca llegaba.

Tras el descanso, el Málaga regresó descompuesto, con un bajón rítmico evidente y una inquietante falta de ideas. Parecía que los de Pellegrini estaban más pendientes del partido del martes, la esperanzadora vuelta de octavos de Copa del Rey contra el Real Madrid, que de sobrevivir a la guerra de trincheras planteada por el Atlético. Los de Simeone conseguían robar balones peligrosos, pero una vez más el ansia les impedía trenzar jugadas.

Los atléticos cortaban las escasas iniciativas del Málaga con una intensidad de muchos decibelios. Todos los jugadores participaron de esta actitud. Incluso Falcao vio su primera tarjeta amarilla en 14 partidos.

El control de los del Manzanares no solo era por la vía emocional. Simeone consiguió que sus jugadores no dejaran de presionar en ningún momento del encuentro, en un verdadero alarde físico que parecía no pasarles factura. Esta intensidad consiguió desquiciar al Málaga, que en la segunda parte optó por jugar balones más largos, aunque con escaso fruto. Pellegrini sacó al campo a Van Nistelrooy para dar respiro a Juanmi y a Duda por Buonanotte para tratar de meter balones largos. En los minutos finales hizo uso de Apoño, para refrescar a Cazorla. Su única aportación fue ver una tarjeta amarilla por increpar al árbitro después del pitido final.

El partido, poco vistoso, parecía condenado a decidirse por un lance de fortuna o una jugada a balón parado, pero ni una cosa ni la otra llegaron. El Atlético no ha ganado aún ningún partido fuera de casa, y el Málaga encadena cinco partidos con empates o derrotas más o menos dulces. Estadísticas impropias de equipos que aspiran a la gloria europea.

Falcao intenta rematar ante Weligton.
Falcao intenta rematar ante Weligton.JORGE ZAPATA (EFE)

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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