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Reportaje:EL DEBUT | Aliana Lohan | COCTELERA

La vida Lohan ¿otra vez?

Hay casas de niños prodigio en las que se intuye una disciplina marcial para hacer de las criaturas exitosas piezas del circo moderno. No cuesta imaginar a las hermanas Dakota y Elle Fanning, por ejemplo, desayunando sano, acarreando sus propios apuntes, aprobando más o menos con buena nota y llegando a casa siempre a la hora para empollarse el próximo guion de Spielberg antes de acostarse a una hora prudente. Otros hogares se adivinan conflictivos. Léase el de la familia Culkin.

Y solo unos pocos cuentan con el dudoso honor de presentarse, en vivo y en directo, desvencijados a ojos del público. Lindsay Lohan tuvo que afrontar el paso de niña Disney a mujer espectáculo bajo la mirada escrutiñadora de una blogosfera en plena expansión carnívora. Probablemente, ese factor resultó tan determinante como el divorcio de sus padres, una exbailarina de variedades renacida en representante y un inestable broker de Wall Street aficionado al alcohol y al fraude fiscal. Ambos, fagocitados por el zeitgest mediático, lucieron sus miserias en sendos realities: ella, ejerciendo de madre coraje pasada de vueltas en Living Lohan; él, aireando sus adicciones en Celebrity rehab. A Lindsay ya la conocen: la han visto toda su adultez compaginando fotocoles con rehabilitaciones, el glamour de las fiestas con la frialdad de los juzgados.

En su primera portada se vio eclipsada, una vez más, por Lindsay y su desnudo en 'Playboy'

Les ponemos en antecedentes para que comprendan la batalla que libra Aliana Lohan (Ali, para los amigos) en su puesta de largo. Su madre la colocó en papeles anecdóticos en las películas que rodó Lindsay, después la animó a cantar (llegó a publicar un disco de villancicos). En su búsqueda por desvincularse de la sombra fraterna (pero permanecer en la pista del circo al que aludíamos), el pasado verano fichó por la agencia de modelos Next y se presentó con una renovada imagen que alarmó al mundo, provocando el debate sobre su extremada delgadez y su aparente paso por el cirujano plástico.

En diciembre plantó cara a los rumores dándose a conocer desde la portada del suplemento Page Six, de New York Post, desmintiendo cualquier desarreglo físico y subrayando que ella ni bebe, ni fuma, ni nada. También que, de estudiar algo, le encantaría ser criminóloga, "para identificar a los asesinos en serie y cosas así de guays".

El destino quiso, una vez más, que su hermana mayor la eclipsara posando como vino al mundo en Playboy. Lejos de explicitar su enfado, la semana pasada se fue con ella, su madre y sus otros dos hermanos a cenar por ahí para celebrar su 18º cumpleaños. Lindsay descorchó unas botellas de champán bien frías y todos brindaron en feliz armonía.

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