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Portugal condena a 12 años al etarra que instaló un arsenal en Óbidos

El tribunal considera probado que la banda montaba una retaguardia en el país

Antonio Jiménez Barca

El etarra Andoni Zengotitabengoa, de 32 años, detenido en marzo de 2010 en el aeropuerto de Lisboa cuando intentaba huir a Venezuela, acusado de montar un arsenal etarra y una base operativa en Portugal, fue condenado ayer por el tribunal de Caldas de Rainha a 12 años de cárcel. El juez considera probados, entre otros delitos, el de pertenecer a un grupo terrorista, el de tenencia de explosivos, el de falsificar documentos y el de alterar matrículas. Zengotitabengoa no ha salido mal parado del todo: según la legislación lusa, se enfrentaba a una pena máxima de 15 años. El juez ha rebajado los años de cárcel por considerar que la hipotética actividad terrorista de Zengotitabengoa no iba dirigida contra Portugal.

Había acumulado en un garaje 1.500 kilos de explosivos y 12 bombas lapa

El tribunal, eso sí, ha recalcado la peligrosidad y la gravedad que constituía para la población el hecho de almacenar cerca de 1.500 kilos de explosivos, más 12 bombas lapa, en el garaje de un chalé adosado de la concurrida barriada de Casal Da Avarela, en la ciudad de Óbidos, a 90 kilómetros al norte de Lisboa. El tribunal también considera probado que ETA actuaba en Portugal desde 2007, sirviéndose de este país, menos vigilado por la policía que Francia, para constituir una suerte de retaguardia segura.

La detención de Zengotitabengoa, de hecho, fue fruto de la casualidad, por una parte, y de la precipitación del grupo etarra al creerse descubierto. En febrero de 2010, la policía de carreteras portuguesa avistó, cerca de Óbidos, en un control rutinario, una furgoneta que circulaba sin matrícula delantera. Le dio el alto, pero el vehículo, con dos ocupantes, se dio a la fuga. Finalmente, embarrancó. Los dos etarras (identificados como Andoni Zengotitabengoa y Oier Gómez Mielgo, de 24 años, ambos con órdenes de busca y captura por la policía española) huyeron a pie hasta la casa que tenían alquilada y que servía de arsenal: el citado chalé adosado en la plácida barriada residencial. Tras recoger algo, abandonaron a la carrera la casa, cometiendo un error fatal: dejaron la puerta abierta. Tres días después, un sargento de policía portugués que vivía en la vivienda contigua a la de los etarras y que jamás había sospechado de ellos, se extrañó de ver la puerta así y llamó a la Guardia Nacional Republicana (GNR) para que echara un vistazo. Los agentes descubrieron en el garaje los 1.500 kilos de explosivos más algunos detonadores y las 12 bombas-lapa, que explosionaron en una cantera cercana. El sargento policía, Eduardo Firmino, llegó a asegurar, días después, que si los etarras hubieran cerrado la puerta al irse lo más seguro es que hubieran escapado sin más.

No era la primera vez que ETA aparecía en Portugal: el 9 de enero de ese año la policía había interceptado un vehículo conducido por dos etarras que contenía explosivos y cierta documentación de la banda.

Un mes después del aviso del sargento Firmino -y de la sorpresa y la alarma de la sociedad portuguesa, que de repente se veía afectada peligrosamente por un problema que hasta entonces veía desde la distancia-, Zengotitabengoa fue arrestado en el aeropuerto de Lisboa cuando se disponía a tomar un vuelo hacia Caracas. En su ordenador, la policía encontró manuales para la confección de explosivos y símbolos de ETA. Su compañero de piso, Oier Gómez Mielgo, fue arrestado posteriormente en Francia.

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El juicio de este etarra ha levantado una considerable expectación en Portugal, ya que dejaba claro hasta qué punto la banda terrorista había tomado el país como patio trasero desde el que organizar atentados.

Zengotitabengoa, según la ley portuguesa, podrá salir a la calle en 2018 si mantiene buena conducta en la cárcel. Ayer, a la lectura de la sentencia, que será recurrida por su abogado, acudieron varias decenas de miembros de la izquierda abertzale. Animaron al acusado cuando éste apareció en la sala esposado. Después pidieron mejoras penitenciarias para el etarra, entre las que citaron el que pueda ver a sus hijas o hacer manualidades.

El etarra Andoni Zengotitabengoa sale escoltado del tribunal tras escuchar la sentencia.
El etarra Andoni Zengotitabengoa sale escoltado del tribunal tras escuchar la sentencia.CARLOS BARROSO (EFE)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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