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Una Toma sin mucho entusiasmo

El acto en Granada vuelve a dividir a partidarios y detractores - Desciende la asistencia de público a la celebración de la conquista de la ciudad en 1492

Granada volvió a celebrar ayer la Toma de la ciudad por los Reyes Católicos, una fiesta que en los últimos años se ha convertido en un acontecimiento polémico que diferentes grupos han ido cargando de contenido político y de un simbolismo tan exagerado como molesto para la mayoría de los ciudadanos.

De un lado, la cara más tradicional de la burguesía granadina, que se niega a hacer ningún cambio en los aspectos de la celebración que pueden ofender a quienes fueron derrotados en 1492. Del otro, los que consideran que la fiesta es racista, belicista y excluyente. Al final, unos y otros han acabado por acaparar los actos, por los que la mayor parte de la ciudad muestra una notable indiferencia como se evidenció ayer, en una de las ediciones con menor asistencia de público.

El arzobispo lamenta que la celebración se haya vinculado "con una guerra"

Poco después de las diez de la mañana una comitiva formada por autoridades municipales y figurantes ataviados con trajes de época llegaba a la catedral, donde era recibida por el arzobispo. Durante la misa, el polémico Francisco Javier Martínez quiso lamentar que la celebración se haya vinculado "con una guerra", en referencia a la Guerra Civil. En ese momento, diferentes grupos de extrema izquierda y derecha tomaban ya posiciones en la Plaza del Carmen, contaran o no con la venia.

Tras la ceremonia, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada, Juan García Montero, tremoló el estandarte real en la Capilla en la que permanecen enterrados los cuerpos de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. Una vez terminado el ritual, la procesión inició su camino hacia el Ayuntamiento, sin el fervor popular de otros años.

"No se celebran los genocidios", fue una de las proclamas de los contrarios a la celebración que esperaban a la procesión en la Plaza del Carmen, donde también recibió el apoyo de un grupo de extrema derecha que portaba símbolos preconstitucionales. "No a la Toma, sí a la Mariana", fue otro de los lemas más coreados por quienes defienden que se sustituya la celebración de la Toma de la ciudad por la conmemoración de la muerte de la heroína republicana Mariana Pineda. Entre los que protestaban había gente de todo tipo, desde pequeños grupos de red-skin a punkis o miembros del movimiento 15-M.

Acordonados por la policía en otra zona de la plaza, para impedir cualquier tipo de enfrentamiento, los defensores del festejo proclamaban consignas del tipo: "Esto es historia y no se borra". Los más radicales gritaban: "Reconquista". Grupos como Falange Española o Democracia Nacional estuvieron representados por personajes que parecían salidos de otro tiempo. Señoras mayores ataviadas con abrigos de pieles se mostraban igual de entusiastas que jóvenes radicales. Como anécdota para el imaginario popular quedó la estampa de un hombre mayor vestido de falangista, con un mono de color azul, que hacía el saludo fascista con el brazo extendido.

Esta celebración con el paso de los años se ha convertido en una fiesta antigua, que solo se sostiene por la disputa existente entre los diferentes grupos políticos, que la han asumido como una bandera que poco o nada interesa a la ciudadanía.

La concejal de Juventud, María Francés, al grito de "Granada", tremoló desde el balcón del Ayuntamiento el pendón de Castilla, una réplica del confeccionado por Felipe II en 1619 sobre el modelo original de los Reyes Católicos, quienes entraron con él en la ciudad el 2 de enero de 1492. Minutos después, la ciudad recuperaba su vitalidad, su pulso cotidiano, al margen de los caminos que conducen al rencor y al odio.

Agresión a un periodista

Un periodista de la cadena SER, Carlos Ramiro, fue agredido ayer en la Plaza del Carmen durante la polémica celebración de la Toma. Mientras intentaba abrirse paso entre diferentes personas que le increpaban por llevar el logotipo de la emisora en su equipo de trabajo, recibió un fuerte golpe en la frente que le ocasionó una brecha.

Ramiro descansaba ayer tarde en su casa "consternado", ya que nunca había tenido "ningún problema de este tipo".

Al parecer, el golpe fue propinado con un palo o algún objeto contundente por el tipo de herida causada. El agresor fue un defensor de la celebración que no ha sido identificado, si bien no pertenecía a ningún grupo de ultras, ya que estos estaban acordonados y controlados por las fuerzas de seguridad.

"Le han dado con un palo, han ido a por él por ser de la SER", explicó Francisco Vigueras, presidente de la plataforma Granada Abierta, formada por diferentes colectivos ciudadanos y en la que también se integra IU. Desde hace años, la plataforma organiza en oposición a la fiesta oficial un acto cultural que ayer estuvo protagonizado por el poeta Luis García Montero, que ofreció un recital de su obra.

La plataforma Granada Abierta animó ayer al profesional a denunciar los hechos. Por su parte, la delegada de la Junta de Andalucía en Granada, María José Sánchez, condenó los hechos y mostró su "repulsa" hacia lo acontecido. También diferentes asociaciones de prensa se pronunciaron en apoyo del periodista agredido.

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