Una guerrilla contra el desahucio
En el año en el que las ejecuciones hipotecarias alcanzaron un récord histórico, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca se organizó para aplazar los desalojos, negociar la dación en pago y okupar viviendas vacías
A sus 55 años, Anuar Halil ya sabe qué es empaquetar toda una vida en cajas. El pasado 15 de junio, este pastelero libanés en paro se preparaba para perder su casa, un pequeño piso de 45 metros cuadrados en la calle del Naranjo, en el distrito de Tetuán de la capital, pero una guerrilla anónima impidió el desahucio.
Ese escuadrón pacífico convocado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha paralizado más 115 desalojos, en un año en el que las ejecuciones hipotecarias han alcanzado un récord histórico. Durante el primer semestre de 2011 se han producido 32.010 desahucios, 5.225 de ellos en Madrid, según datos del Consejo General del Poder Judicial.
Halil, casado y con una hija, continúa en su casa a la espera de la segunda orden de desalojo. "Espero que tarde mucho", asegura y rememora lo que sintió el 15 de junio, cuando se asomó a la ventana y vio a 500 desconocidos luchando por su causa. "Fue una sorpresa muy agradable, algo increíble. Antes de eso estábamos perdidos".
La PAH nació en Cataluña en 2009. El 3 de noviembre de 2010, una treintena de personas se desplazaron hasta Bisbal del Penedés, un pueblo a las afueras de Barcelona, para aplazar el desahucio de Lluís y de su hijo de 13 años.
El movimiento de los indignados ha contribuido a fortalecer al colectivo, que ya cuenta con ramificaciones en todas las ciudades de España. Hace unos meses puso en marcha una nueva campaña: Obra Social PAH. Una iniciativa que consiste en okupar aquellas viviendas vacías en manos de entidades financieras para que ninguna familia se quede en la calle.
Halil conoció a la plataforma "de casualidad" a través de un programa de televisión. Llamó a un teléfono en Barcelona y de ahí le pusieron en contacto con los compañeros en Madrid. Ahora, él y su mujer contribuyen a ayudar a otras familias en su situación: "Mantenemos un contacto casi diario. La plataforma nos salvó".
Su labor también ha servido de ejemplo para otros colectivos como los inquilinos, que están empezando a organizarse en algunos barrios como el de Lavapiés para conseguir rebajas en el alquiler y mejoras en sus condiciones.
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