Simeone no convence a Reyes
El técnico del Atlético se reúne, sin éxito, con el extremo para que siga en el club - El ala, al que el equipo rojiblanco ya quiso vender en verano, firmará hasta 2016 por el Sevilla
El primer entrenamiento de Diego Pablo Simeone al frente del Atlético se convirtió en una exaltación popular de la figura de José Antonio Reyes, que tras sus inicios titubeantes como rojiblanco hace cinco temporadas logró cambiar los silbidos de la grada por los aplausos unánimes del Calderón. Los 5.000 aficionados que acudieron a la sesión vespertina en el estadio del Manzanares se posicionaron con el extremo andaluz, al que jalearon una y otra vez a la mínima oportunidad. "¡Reyes quédate!" "¡Yo te quiero Reyes!", le ensalzó la hinchada, que mientras hacía la ola vitoreaba al extremo de Utrera cada vez que chutaba a puerta durante los ejercicios de remate. Lo mismo daba que mandara la pelota dentro que fuera (como pasó la mayoría de las veces). El caso era animar a Reyes, que hizo oídos sordos a las proclamas como si no fueran con él y volvió a refugiarse detrás de su sonrisa perenne, la coraza que empleaba cuando no estaba entre los preferidos de la grada.
El conjunto andaluz abonará 3,5 millones frente a los 6 que ofrecía el Galatasaray
Ni los gestos de cariño ni el fervor desbordado de la hinchada influyeron en el futbolista de 28 años: tras el entreno de ayer, Reyes ultimó los detalles de su traspaso al Sevilla, el club que le vio crecer, hasta junio de 2016. "Tengo ganas de jugar, en el Atleti o donde sea... Hablaré con Simeone, aclararé las cosas y se tomará una decisión", adelantó el atacante después de participar en un partido benéfico la noche del miércoles. "Quiero que mis jugadores sientan el club. No voy a estar detrás de nadie", había dicho por su parte El Cholo -que hizo un hueco a Vizcaíno en su equipo de trabajo- los días previos a su primer cara a cara con el vestuario.
Molesto por los intentos de venderle, ya en verano, al Galatasaray y por su destierro al banquillo tras sus desencuentros con el anterior preparador, Gregorio Manzano, Reyes había tomado la decisión de mudarse de equipo desde hacía semanas. Simeone no le hizo cambiar de opinión. El jugador ha acordado cuatro temporadas con el Sevilla y lo que resta de la actual tras acceder a rebajarse su ficha en el Atlético, donde percibía 2,5 millones de euros, un salario por encima de lo que estaba dispuesto a pagar en Nervión. El cuadro colchonero, muy apurado económicamente, lo vende por 3,5 millones, aunque la cifra podría aumentar hasta los cuatro en función de los objetivos acordados. Uno de ellos es que el equipo que entrena Marcelino, rival directo del Atlético, se clasifique para la Liga de Campeones.
El Atlético compró el extremo al Arsenal en el verano de 2007 -jugó el curso anterior cedido en el Madrid- por 12 millones de euros. La afición que tanto le quiere ahora recibió con pitos al utrerano en su presentación. Conflictivo y poco dado al esfuerzo en el día a día, Javier Aguirre y Abel Resino se vieron incapaces de sacarle un mejor rendimiento. "Con ese cerebro de colibrí terminará jugando en el Pájara Playas", decía el cuerpo técnico del mexicano. El jugador no estuvo entre los predilectos del Calderón hasta que Quique Flores le metió en cintura. El remedio del entrenador, que ya le conocía de su etapa en el Benfica, era brillante por su simpleza: "A Reyes hay que dejarle. No decirle nada. Solo dejarle hacer".
Su último enfrentamiento con Manzano terminó de decidir a Reyes. La falta de minutos en el Atlético pese a llevar el 10 a la espalda, el dorsal del Kun Agüero, le hizo plantearse la oferta del Galatasaray -pagaba seis millones por él- aunque considerase que mudarse al Bósforo era un síntoma de decadencia justo después de haber firmado una de las mejores campañas de su carrera. Sin embargo, la pérdida de legitimidad del entrenador cambió la estrategia de Reyes. Decidió esperar.
Entendió que hasta podía continuar en el plantel si Manzano era destituido antes de que hiciera las maletas hacia Turquía. Entonces, el plan b del jugador no pasaba de ser su mejor sueño: regresar al Sevilla. Lo que parecía una utopía terminó haciéndose realidad.
Entretanto, pasaba el tiempo y Manzano perdía el escaso poder que tenía. El futbolista le puso a prueba faltando a dos entrenamientos alegando sendos procesos gripales. En una vuelta de tuerca, hace dos semanas Reyes no acudió por tercera vez en el curso a un entrenamiento del Atlético alegando "problemas familiares". El extremo y su agente, Mariano Aguilar, relacionado con el fondo inversor Doyen Group, ultimaban su traspaso a su club de toda la vida, donde se formó y desde donde dio el salto al Arsenal y de allí al Madrid.
El acuerdo entre el consejero delegado rojiblanco, Miguel Ángel Gil Marín -anoche hubo de nuevo cánticos contra su gestión por parte de los aficionados presentes en el entrenamiento, a los que Simeone correspondió firmando autógrafos durante 20 minutos-, y el presidente del Sevilla, José María del Nido, finiquitó la operación.
Con la salida de Reyes el Atlético pierde a uno de los pocos referentes que le quedaban del plantel que se proclamó campeón de la Liga Europa y de la Supercopa de Europa en 2010. Su traspaso reduce a cuatro los futbolistas que se coronaron en Mónaco ante el Inter y continúan en la plantilla: Perea, Godín, Domínguez y Assunção. "Los últimos de Filipinas", sentencian en el Calderón.
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