El Rey pide reforzar el prestigio y la confianza en las instituciones
La Zarzuela aclara que el discurso de Nochebuena "no solo" aludía a Iñaki Urdangarin - Don Juan Carlos y el Príncipe agradecen el largo aplauso que les dedicaron los diputados
Nadie recordaba ayer un aplauso tan largo, sostenido y pleno de significado dirigido al Rey. Durante algo más de dos minutos, la casi totalidad de los diputados y senadores elegidos en los comicios del pasado 20 de noviembre, puestos en pie, aplaudieron con fuerza al Rey cuando apareció en la tribuna de oradores del hemiciclo, acompañado por la Reina y los príncipes de Asturias para inaugurar solemnemente la X Legislatura.
El significado de ese homenaje especial a don Juan Carlos es claro y meridiano para los numerosos parlamentarios consultados: un firme apoyo a la Corona en el momento delicado que atraviesa por la investigación judicial a Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina. El Rey interpretó también así el mensaje al comentar en un corrillo con periodistas que ese apoyo "es una enorme satisfacción, pero también hay que saber la responsabilidad que exige".
El Monarca pide acciones efectivas y solidarias para superar la crisis
Aboga por defender "la honradez y la profesionalidad" de los españoles
El príncipe Felipe lo vivió de igual manera que su padre: "Impresiona, y dice mucho", afirmó. Y doña Sofía, en otro corrillo con informadores, también mostró su agradecimiento e incluso su emoción por esta muestra de apoyo. La Reina ya había dado muestras de estar conmovida durante la ovación, cuando los aplausos llevaban más de un minuto y proseguían. Exhibió una enorme sonrisa e hizo un movimiento de cabeza de agradecimiento a los parlamentarios.
En esta ocasión no estuvieron, por primera vez, las infantas Elena y Cristina. A anteriores actos de inauguración de legislatura acudió la familia real al completo: los Reyes, los Príncipes y las infantas con sus esposos, Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarin. El primero ya no participa en los actos tras divorciarse de la infanta Elena, y el segundo está sometido a una investigación judicial por contratos firmados con los Gobiernos balear y valenciano por seis millones de euros entre 2004 y 2006.
El Monarca, en su breve charla con los periodistas, indicó que su discurso de Nochebuena, en el que proclamó que "la justicia es igual para todos" y defendió que las conductas irregulares sean "juzgadas y sancionadas", no se refería específicamente a Urdangarin. Sin dar nombres, señaló que no quiso "personalizar" a pesar de que "la prensa" lo haya hecho así. Este periódico preguntó ayer en La Zarzuela a quiénes se refería el Monarca. "No solo se refería a Iñaki Urdangarin, sino a todos los representantes y servidores públicos, y, desde luego, a él mismo también", precisaron fuentes oficiales.
En todo caso, el aplauso al Rey significó para los casi seiscientos parlamentarios que participaron en el acto un apoyo explícito a la Corona, precisamente por el daño que pueda estar causando a su imagen el comportamiento "no ejemplar" de Urdangarin, según lo definió días atrás el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno. Varios sondeos muestran que la opinión pública aprecia hoy a la Corona menos que hace tan solo un año. Y esa pérdida de respaldo se acumula a la registrada en el último lustro.
Así se entiende buena parte del contenido del discurso navideño y también del de ayer, en el que don Juan Carlos volvió a mostrar su preocupación por el prestigio de todas las instituciones y la necesidad de "reforzar la confianza" en ellas.
En su discurso, que incluyó palabras de recuerdo para las víctimas del terrorismo, el Monarca pidió a los parlamentarios y al nuevo Gobierno, por primera vez en el banco azul, que se esfuercen en actuar unidos para contribuir a superar la crisis con una actuación "responsable, solidaria y efectiva". Y señaló una de las tareas que tienen por delante los poderes públicos: "Hemos de defender la honradez, el esfuerzo y la profesionalidad con que la inmensa mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan adelante a sus familias", dijo.
Su discurso fue aplaudido por todos los diputados y senadores, incluidos los pocos que no se habían sumado a la ovación de bienvenida, como Uxue Barkos (Geroa Bai) y los parlamentarios del PNV e IU, que se limitaron a recibir a los Reyes puestos en pie. No acudieron a la sesión los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y de Amaiur.
Antes de que el Rey tomara la palabra, el presidente del Congreso, Jesús Posada (PP), hizo un alegato a favor de la vigencia de la Constitución de 1978, que "no está agotada". Posada elogió el papel de la Corona en la democracia parlamentaria española. Y, consciente de esa función, el Monarca recordó implícitamente algunas de las obligaciones de las Cámaras que no se han cumplido -como por ejemplo la renovación de algunas instituciones- por la falta de acuerdo entre los principales grupos políticos o un deliberado bloqueo. Son los casos del Tribunal Constitucional, algunos de cuyos magistrados han terminado su mandato hace ya más de dos años y no han sido sustituidos, y de RTVE, entre otros.
El Rey precisó que el prestigio de las instituciones está relacionado con su correcto desempeño pero también con "la observancia precisa de las normas y los plazos que regulan su composición y funcionamiento". Ya en su discurso de Nochebuena, don Juan Carlos había dedicado un apartado al prestigio de las instituciones y la necesidad de preservarlo, que en ocasiones puede requerir apartar a aquellas personas que actúen de manera censurable.
Ayer, también pidió a los partidos que favorezcan la búsqueda de acuerdos ante "la petición insistente de los españoles a favor de un mayor entendimiento entre sus representantes". Volvió a recordar los desafíos que plantea la crisis económica, pero tuvo también palabras de ánimo: "Tengamos confianza en nuestras capacidades y sepamos proyectar esa confianza a todos nuestros ciudadanos".
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