La hora de Molina
El Villarreal elige al exmeta, técnico del segundo equipo y sin experiencia en Primera, para sustituir al destituido Garrido
"En mis empresas creo en la promoción interna. No dejo mis negocios en manos de desconocidos". Fernando Roig, dueño del Villarreal, aplicó ayer su filosofía empresarial a la gestión del club: despedido Juan Carlos Garrido tras la eliminación copera ante el Mirandés, de Segunda B, el equipo tendrá ahora como técnico al exportero José Francisco Molina, al frente del Villarreal B y promocionado al banquillo del primer equipo hasta final de temporada. "Es un entrenador al que le gusta el juego de bandas, ofensivo", explicaron desde el entorno del nuevo entrenador, sin experiencia en Primera, donde jugó con el Albacete, el Atlético y el Deportivo. "Es de pocas palabras, pero tiene mucha personalidad".
A Roig y su reducido grupo de colaboradores seguro que les habrá dolido destituir a Garrido. Implica aceptar un fracaso. En los 16 encuentros de Liga disputados este curso, el conjunto amarillo solo ha alcanzado 15 puntos, con tres victorias, seis igualadas y seis derrotas, lo que le sitúa empatado con el Sporting en posiciones de descenso. Para Garrido, las numerosas lesiones sufridas (Nilmar, Marco Ruben, Cani, Zapata, Senna, Catalá y Rossi), estigmatizaron al equipo hasta el punto de hacerle perder su identidad.
Mucho peor le fueron las cosas en la tercera participación en la Champions en su historia, con seis derrotas en los seis partidos en la fase de grupos, logrando solo dos goles y encajando 14. El poderío de los rivales que le tocaron en suerte, Bayern Múnich, Manchester City y Nápoles, además de las ausencias, fueron la coartada para la caída del Villarreal en Europa. La eliminación en la Copa a manos de un Segunda B dejó al técnico sin ningún escudo: "Entiendo la destitución".
A día de hoy todo son dudas y reproches en el club castellonense. Nada que ver con la situación idílica vivida la pasada temporada, cuando el Villarreal llegó a las vacaciones navideñas en una cómoda tercera plaza con 33 puntos en 16 jornadas. Eran días de vino y rosas y Garrido vivía un idilio con Roig, henchido de orgullo por la decisión tomada de despedir a Ernesto Valverde. Tanto es así que le ofreció a Garrido la renovación hasta junio de 2014.
Garrido había enderezado la situación del equipo tras la marcha de Valverde -logró la séptima posición y alcanzó la Liga Europa al expulsar la UEFA al Mallorca por sus deudas- y dejó al Villarreal en la previa de la Champions al siguiente curso. Ahora el despido le cuesta al Villarreal dos millones de euros. El ambiente enrarecido del Villarreal comenzó el pasado verano. La venta de Cazorla al Málaga entristeció al vestuario y desilusionó a la afición. Tanto que Roig tuvo que salir a la palestra para justificar que la solvencia del club pasaba por la marcha de Cazorla, por el que se recaudaron 19 millones. Sin embargo, lo recaudado se reinvirtió en las contrataciones de Zapata (7), Camuñas (2,3) y De Guzmán (8), incorporaciones que no están dando el nivel y que fueron consensuadas por Garrido.
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