El Atlético y Manzano tocan fondo
El Albacete, de Segunda B, resuelve el cruce en 20 segundos en el último partido del entrenador
En una tragicomedia de 20 segundos, el Atlético y Manzano tocaron fondo. Fue apenas un chispazo, una ilusión hecha realidad, la del Albacete, que presionó, robó y armó el contragolpe definido por Víctor Curto con un zapatazo desde la frontal del área. Fue un santiamén que cobró vida a modo de garrotazo, una jugada que le pilló al Atlético en chándal de calentamiento; pero también fue, aunque solo para Manzano, una eternidad porque no era el tiempo transcurrido, sino lo que le quedaba por digerir, con 94 minutos por delante, con el insulto como mochila y la rechifla de compañera. Tachado por el Calderón, malmirado por la directiva, desaprobado por la dirección deportiva y desautorizado por parte del vestuario, fue el punto y final de Manzano. El peor de los finales porque el Albacete, equipo de Segunda División B, le ganó los dos partidos (2-1 en la ida; 1-0 anoche) y la eliminatoria. Afrenta que desenfoca la realidad, que este equipo tiene buenos jugadores y mal juego, y aclara la verdad: el técnico no seguirá al frente del banquillo.
ATLÉTICO 0 - ALBACETE 1
Atlético: Asenjo; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Gabi (Salvio, m. 65), Assunção, Koke; Adrián, Falcao y (Pizzi, m. 46). No utilizados: Joel; Antonio López y Tiago.
Albacete: Álvaro Campos; Alba, Castillo, Santamaría, Zurdo; Tete (Añón, m. 22), Rocha, Candela (Sumy, m. 75), Adriá; Víctor Curto (David Torres, m. 82) y Calle. No utilizados: Martínez; y Herreros.
Gol: 0-1. M. 1. Víctor Curto.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Gabi, Rocha, Zurdo, Álvaro Campos, Miranda, Filipe Luis, Falcao, Calle, Pizzi y Assunção.
Unos 15.000 espectadores en el Vicente Calderón.
El mensaje del técnico es caduco porque se descuentan las horas para anunciar su relevo
La jugada del Albacete, el hurto de balón ante el pasmo rival, el pase en la línea de trescuartos sin que nadie rechistara, el disparo sin barrera que se opusiera, resumía el curso, demasiado liviano y torcido, solo aireado en la Liga Europa, ahora con el pujante Lazio a la vuelta de la esquina. Era el Atlético un equipo que presumía de caviar beluga y que se ha quedado en sucedáneo. Un equipo con un técnico laureado que aguarda un relevo -Simeone, que rescindió el contrato con Racing Avellaneda el miércoles, es el escogido- que fije la dirección sin tiritar. Un equipo que soñaba con la Champions y que ahora se hubiera contentado con batir a un Segunda B.
Sin Turan sobre el campo, al Atlético le faltaba una pierna, un trampolín para filtrar pases interiores, toda vez que Diego se pierde en la retórica y en el regate en los últimos tiempos, como si pretendiera solucionar todos los problemas en una sola jugada. No cuajó la inventiva de Diego, ahogado por el cerrojo contrario -el Albacete, quizá por el gol mañanero, no presionó arriba como en el Carlos Belmonte-, tampoco apareció Adrián, porque no puede estar siempre para hacer de manitas y arreglalotodo, y menos lo hizo Falcao, que no tuvo balones que rematar porque no existieron centros, y al que se le contó algún que otro aspaviento, cuando al principio del curso todo eran aplausos y parabienes para los compañeros.
Era, en cualquier caso, un embrollo anunciado, sobre todo porque se descontaban las horas para anunciar el nuevo técnico, porque el mensaje de Manzano resultaba caduco para la plantilla. De nada sirvió la melé de antes del encuentro, donde se desgañitaba Godín y le secundaba Gabi para insuflar una tensión que no existía. Lo aprovechó el energético Albacete, que le hizo un roto del que nunca se recuperó. Ni siquiera lo intentó el Atlético, que no estaba para partidos ni retos, por más que Adrián, Godín y Diego probaran fortuna en un par de disparos, los mismos que formuló Víctor Curto en el área opuesta.
Con el Calderón en llamas, soportó el chaparrón Manzano porque quiso acabar su trabajo, porque bien vale un buen finiquito. Pero si no escuchó el mensaje de la directiva, escaso de retranca, sí que observó su mal resultado, cabizbajo al enfilar el túnel de vestuarios. Doblado en el Calderón por un gol, incapaz de remontar ante un rival menor, fue un Atlético de plastilina, su último Atlético, el que cayó con un Segunda B.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.