Dos jueces rechazan instruir el asalto al almacén de droga

Dos jueces instructores de Málaga, el titular del juzgado número siete y la del 12, han rechazado investigar el asalto al depósito judicial de droga ocurrido el pasado mes de noviembre y en el que una banda de ladrones se llevó más de 220 kilos de cocaína intervenidos en diferentes operaciones policiales.

Ambos magistrados consideran que el caso es competencia del otro y están tratando de determinar quién se queda con la investigación. "Esta discusión no afecta al desarrollo de la instrucción, en la que se está trabajando intensamente", aseguraban ayer fuentes judiciales. De momento, el Juzgado de Instrucción número siete está tramitando las numerosas diligencias que requiere el caso.

La investigación fue asignada inicialmente al juzgado número siete, siguiendo las normas de reparto. Sin embargo, su titular se inhibió cuando supo que en el asalto se había utilizado una furgoneta cuyo robo ya había sido denunciado por su propietario en el Juzgado de Instrucción número 12.

El juez del número siete cree que existe una conexión entre ambos delitos, por lo que rechazó el caso, entendiendo que la investigación correspondía a la magistrada de Instrucción 12, según publicó ayer Sur.

La titular del juzgado 12 no comparte esta opinión. Cree que el caso debería ser asignado por las normas de reparto y no por la conexidad de los delitos, por lo que rechazó quedarse con el caso y lo devolvió al juzgado número siete.

"El juzgado número siete debe decidir ahora si le convencen los argumentos del juzgado número 12, y finalmente se lo queda, o si opta porque decida un organismo judicial superior", explicaban ayer fuentes judiciales.

Por su parte, la Fiscalía ha presentado un recurso ante el tribunal territorial para que se pronuncie sobre la competencia y se determine, por tanto, a qué juzgado le corresponde llevar la instrucción.

El Cuerpo Nacional de Policía ha asumido la investigación del caso. Los ladrones actuaron con una gran limpieza, algo que lleva a pensar a los agentes que contaban con información privilegiada o ayuda desde dentro. Inutilizaron los sistemas de grabación del depósito y se llevaron el disco duro que contenía las últimas imágenes registradas y cuya ubicación conocían muy pocas personas. Reventaron la cámara acorazada en la que se guardaba la droga y la sacaron en una furgoneta que apareció calcinada más tarde. No saltó ni una alarma.