España aguarda su tesoro

Carmen Calvo, exconsejera y exministra de Cultura, siempre se acuerda del día que inauguró en el Balneario de la Palma de Cádiz la sede del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS). "Era un lugar para proteger nuestro rico patrimonio bajo el agua", explica. Después vino Odyssey, amagó con llevarse tesoros del Estrecho y acabó sustrayendo de los fondos de la costa del Algarve las monedas de oro de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes. Ahora una nueva sentencia da la razón a España en la reclamación por este expolio. Una lucha de altas repercusiones iniciada en Andalucía que sigue costando muchos esfuerzos.

El escándalo propiciado por la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration por sus inmersiones en la costa andaluza y portuguesa rompió la tranquilidad del callado trabajo iniciado en el año 1998 en la playa de la Caleta por el equipo del CAS. El centro ejercía las competencias de la Consejería de Cultura en materia de protección del patrimonio subacuático. Sus trabajadores empezaron a realizar la carta arqueológica, propiciaron la primera protección legal de yacimientos bajo el agua, impulsaron la búsqueda de barcos de la batalla de Trafalgar y estudiaron métodos para reducir los pequeños expolios, los que tradicionalmente habían venido realizando buzos particulares para vender piezas en el mercado negro. Pero Odyssey fue distinto. Abrió un conflicto internacional, obligó a discutir internamente las competencias en esta materia y cuestionó el papel del Gobierno y la Junta para reclamar tesoros hundidos.

A Calvo las primeras denuncias contra la empresa cazatesoros estadounidense le pillaron como consejera andaluza. Entonces la compañía perseguía recuperar el barco inglés HM Sussex, que naufragó en 1694 al salir de Gibraltar con una importante carga económica. Solicitó permisos a la Junta pero se le denegaron. "Querían hacer compatible la investigación del pecio con la recuperación del tesoro, pero a lo largo de todo el proyecto se vio cómo fue cobrando más importancia lo segundo. No se les dio autorización porque pesaron más las razones mercantilistas", llegó a detallar en su día la directora del CAS, Carmen García Rivera.

Odyssey llegó a pedir permiso dos veces para investigar el Sussex y, en paralelo, se produjo el expolio del Nuestra Señora de las Mercedes frente a la costa sur de Portugal. Calvo lamenta el escaso apoyo dado por el Gobierno central del PP a sus primeras quejas como responsable autonómica de Cultura. "Yo me dirigí al ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, y la de Cultura, Pilar del Castillo, porque nos invadían competencias y no se estaba evitando el expolio de nuestro patrimonio", recuerda. Andalucía, bajo su mandato, se negó a darle licencias a Odyssey y, después, ya como ministra, a Calvo le tocó ratificar las denuncias en los juzgados de Tampa, en Florida. Las denuncias que ahora se han resuelto a favor de los intereses españoles.

Porque el Tribunal de Apelaciones de Atlanta ha desestimado el último de los recursos interpuesto por la compañía. La empresa ya ha anunciado su intención de recurrir ante la máxima instancia de Estados Unidos, lo que podría alargar el proceso varios años más. Pero España aguarda recuperar su tesoro.