El valor de las pequeñas cosas
Arquitectura y diseño confraternizan en el estudio de Ramón Esteve
El estudio de arquitectura de Ramón Esteve (Ontinyent, 1964) se encuentra enclavado en el corazón del barrio del Carmen de Valencia. "Decidí apostar por el casco histórico, un espacio donde se ha hecho un gran esfuerzo, pero creo que se ha apostado por algunas cosas espectaculares, mientras aquí [en el barrio] se han descuidado". "La calidad de una ciudad no solo se mide por los edificios espectaculares, se mide por las pequeñas cosas, por la calidad de las infraestructuras", señala.
Desde hace 20 años ejerce la profesión de arquitecto y algunos de sus proyectos, como el nuevo hospital La Fe -en colaboración con Aidhos Arquitec- o el Centro de Investigación Príncipe Felipe ya forman parte del paisaje cotidiano. "Mi profesión", dice, "era una profesión muy protegida, de muy poca gente y además muy encasillada, y ahora todo esto ha cambiado, porque hemos pasado a ser una empresa de servicios". Una profesión a su juicio en transformación, "lo que pasa es que ahora el tránsito es muy duro, porque ha coincidido la evolución de la profesión con un problema coyuntural".
"Los arquitectos hemos pasado a ser empresas de servicios"
"El futuro de las ciudades pasa por tenerlas libres de coches"
Hace tiempo que decidió meter la nariz en el diseño industrial, una proyección profesional que le está dando muchas satisfacciones con trabajos para firmas como Vondom, Gandía Blasco o Vibia. "El hecho de que yo esté diseñando mobiliario o haciendo interiorismo es porque tengo una formación que me permite hacer estas cosas", explica Esteve.
Observador de la ciudad, le duele verla como un paisaje de oportunidades perdidas. "Hay un montón de cosas que son elementales. Por ejemplo, el tema de, tráfico. No puedo entender cómo todavía no se ha peatonalizado desde la plaza del Ayuntamiento hasta el Mercado de Colón". "El futuro de las grandes ciudades", continúa, "pasa por tenerlas libres de coches". Espera que el tema del frente litoral se resuelva con imaginación y no se caiga en el error de otras zonas. "Teníamos una playa espectacular como era La Patacona que ha acabado siendo una zona fea por culpa de una mala arquitectura, todo lo contrario de lo que ha pasado en Barcelona con su litoral, que tenía una zona degradada y gracias a la buena arquitectura la ha transformado", opina.
En relación con la polémica del barrio de El Cabanyal y la apertura al mar, Ramón Esteve es favorable a la conexión marítima. "En lo que no estoy de acuerdo es que la apertura deba seguir el perfil de Blasco Ibáñez. Se ha de realizar de una forma sensible, procurando que el trazado de El Cabanyal no se pierda, pero abierta al mar, sin ninguna duda", añade.
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