La Alhambra incrementa su seguridad

La seguridad con la que la Alhambra fue concebida hace siglos es evidente en cada recodo, a veces doble, que hay que superar para cruzar una puerta o entrar a un palacio. Las murallas de acceso al recinto no eran ni son la última frontera por franquear. Además de las fortificaciones, jardines laberínticos, múltiples recovecos y pasos sinuosos eran durante la Edad Media una garantía para sus habitantes. Hoy, miles de personas acceden a diario a las estancias más íntimas de las residencias palaciegas o lugares de trabajo. Esa ciudad palacio, que es desde hace años el monumento más visitado de España, aspira ahora a convertirse en el más seguro del país con un nuevo sistema de vigilancia.

Al menos ese es el reto hacia el que ayer apuntaron el consejero de Cultura, Paulino Plata, y la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca. Cuatro años de trabajo y 1,8 millones de euros de inversión han dado como resultado un sistema novedoso en el ámbito del patrimonio que servirá no solo para proteger a las personas, sino también los bienes y la información. Combina "tradición con sostenibilidad", que en un espacio ideado hace siglos "no ha sido fácil", confesó ayer Villafranca. Doce empresas han trabajado con la última tecnología y ofrecen valiosos datos que permiten "regular mejor los flujos de visitantes", destacó Plata.

La instalación de una red de conexiones inexistentes en la Alhambra mediante fibra óptica y tecnología Wi-Fi van a posibilitar, entre otras cosas, solucionar incidencias de visitantes en los controles de acceso durante su estancia en el recinto o detectar en cualquier momento una emergencia con los grupos de turismo organizados, a través de un sistema de localización que reduce los tiempos de actuación. Un circuito cerrado de televisión con 85 cámaras repartidas por el recinto, videograbadores, tornos de acceso, lectores PDA, etiquetas inalámbricas, radiotelefonía móvil y alarmas completan el nuevo sistema integral de seguridad que se gestiona desde un centro de control donde se monitoriza toda la información.

Lejos queda la pretensión de los sultanes de dejar los palacios a salvo de miradas exteriores o de invasiones numerosas. La tranquilidad de hace siglos es hoy difícil de encontrar, aunque todavía quedan algunos rincones y momentos. La actuación que abunda en la seguridad se enmarca en el plan director del monumento, que afronta los retos para el siglo XXI. El sistema ideado incluye un plan de autoprotección para adecuar los medios materiales y los recursos humanos a una correcta actuación en caso de emergencia en el recinto, cuya afluencia diaria oscila de media entre 8.960 personas en temporada alta y 6.960 en la baja. Se ha estudiado cada zona y se han analizado posibles riesgos, desde un terremoto a una amenaza de bomba, un incendio, un robo o una pelea.