Fantasmas en tres dimensiones para un relato de ambición

"La peor guerra es la del hombre contra sí mismo", sentencia Helena Pimenta. La directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta, hasta el 18 de diciembre, en la Sala Verde de los Teatros del Canal su visión de Macbeth, de Shakespeare, un montaje con vídeo en tres dimensiones a modo de escenografía que aspira a "comunicar a los clásicos con el espectador de hoy". Es la última obra que montó con su compañía, Ur, antes de ser designada para su actual cargo por el Ministerio de Cultura.

El actor José Tomé coge las riendas del reparto de esta representación que aúna aspectos medievales, barrocos y de la I Guerra Mundial. Tomé tiene un rostro con los rasgos de Napoleón y se enfunda en la casaca de un mariscal para emprender una carrera de ambición en la que dejará por el camino todo lo que tiene para convertirse en el rey de Escocia. Incluido el que ha sido el amor de su vida, encarnado por Pepa Pedroche. Esta Lady Macbeth ha encontrado en nuestro día a día la razón de ser de esta obra: "El ser humano se empeña en darle tantas vueltas a las cosas que lo fastidia. Todo se estropea por errores que vivimos en nuestras rutinas. Nuestros personajes son de carne y hueso", explica la actriz.

Macbeth es un relato de ambición sin límites, de fantasmas que merodean la cabeza de un barón atormentado hasta conducirlo a la locura. Para recrear esas fantasmagorías, Tomé, que también se encarga de diseñar la escenografía, ha hecho del vídeo en tres dimensiones un elemento sustancial para llenar un escenario diáfano. "No hemos querido mostrar la violencia expresa al espectador: la violencia está en la palabra", explica Pimenta.

Para añadir dramatismo y enriquecer el lenguaje teatral, Pimenta ha tomado prestada de Albert Boadella, director de los Teatros del Canal, la idea de introducir la música "para apoyar la fuerza emocional de la obra". A modo del coro que acompañaba a las grandes tragedias griegas, Pimenta cuenta con la colaboración del Coro de Voces Graves de Madrid, íntegramente masculino, y que interpreta durante la obra las piezas corales de la ópera de Verdi.

Boadella, que planeó traer esta obra a los Teatros del Canal cuando era solo un proyecto, ha definido este montaje como "monumental" y revelador. "Es la primera vez que veo el porqué de las brujas que aparecen en esta obra, algo que nunca había entendido", explica el director sobre los tres personajes mágicos que solo existen como ensoñación del propio Macbeth. Unos sueños producto de una ambición sin medida, que termina destruyéndolo por completo.