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Crónica:RAYO VALLECANO 1 - VALENCIA 2 | FÚTBOL | 14ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La puntería se impone a la fe

El Valencia vence en Vallecas gracias a su mayor efectividad ante un Rayo desacertado

José Marcos

La pizarra de Unai Emery y la eficacia de su pelotón de delanteros le valieron al Valencia para cumplir el expediente ante un Rayo al que le sobró alma y le faltó puntería. En un partido áspero, que no sucio, con el físico y las triquiñuelas tácticas cortando cualquier innovación, el acierto de Jonas inclinó a los 20 minutos la balanza a favor del conjunto visitante, que sacó el máximo rendimiento a sus aproximaciones al área vallecana. El delantero brasileño convirtió una apertura de Mathieu hacia el interior, aparentemente intrascendente, en un zarpazo mortal para el cuadro de José Ramón Sandoval: le pegó desde fuera del área, con un derechazo ajustado al palo que le salió que ni pintado. El gol sorprendió a Cobeño, no muy afortunado en la jugada, pero no anestesió al Rayo, que se resistió a tirar la toalla incluso cuando Tino Costa embocó una jugada a tres bandas.

RAYO VALLECANO 1 - VALENCIA 2

Rayo Vallecano: Cobeño; Tito, Arribas, Jordi, Casado; Movilla (Trashorras, m. 78), Javi Fuego; Lass, Michu, Piti (Botelho, m. 65); y Delibasic (Tamudo, m. 55). No utilizados: Dani; Labaka y Rafa García.

Valencia: Diego Alves; Barragán, Rami, Dealbert, Jordi Alba; Albelda, Tino Costa; Feghouli (Piatti, m. 78), Jonas (Pablo Hernández, m. 69), Mathieu; y Soldado (Aduriz, m. 60). No utilizados: Guaita; Bruno, Parejo y Topal.

Goles: 0-1. M. 20. Jonas, desde fuera del área a pase de Mathieu. 0-2. M. 56. Tino Costa culmina un contragolpe. 1-2. M. 84. Tamudo, tras controlar el balón con la mano.

Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Albelda, Javi Fuego, Michu, Tito y Aduriz.

Unos 14.000 espectadores en el estadio de Vallecas.

Tamudo marcó tras controlar el balón con la mano y Tito pudo empatar al final

Tres días después de firmar la mayor goleada de un equipo español en el formato actual de la Liga de Campeones (7-0), el Valencia mudó su lado más lúdico, con el que le hizo un roto al Genk, por una versión sobria y sin estridencias con la que sumó su cuarta victoria a domicilio en el campeonato, solo por detrás del Madrid (cinco). A falta de gasolina y con cuatro cambios en el once respecto al duelo de 72 horas antes, los del Emery contuvieron al Rayo secando su juego por las bandas con oficio. Barragán y Rami se repartieron a Piti por la orilla izquierda mientras Jordi Alba seguía ganando puntos como el lateral izquierdo de futuro de la selección. Salvo algún escarceo de Lass, meros fuegos artificiales, el carrilero defendió su parcela sin concesiones. Lejos de su mejor versión, la promesa guineana no estuvo ni rápido ni habilidoso. Su regate tampoco fue endiablado.

La ventaja del Valencia no desanimó al equipo franjirrojo, al que le costó 40 minutos sacudirse los complejos. Cuando lo hizo, rompió el hielo a balón parado: Javi Fuego botó una falta, Arribas saltó más que nadie en el segundo palo y Diego Alves evitó el empate a quemarropa con una mano milagrosa. El equipo de Vallecas era un martirio para el Valencia en las jugadas de estrategia, como demostró a continuación en otra falta que Delibasic remató cruzada al poste derecho de Alves, aunque el árbitro anulara la acción por un fuera de fuego que no lo era.

La segunda parte empezó como terminó la primera, con el arquero del Valencia inexpugnable. En otra jugada de vértigo, Diego Alves salvó el gol tras otro remate de Delibasic. El Rayo no atinaba con la red, justamente al revés que el Valencia, que creyó finiquitar la contienda tras una grandísima jugada colectiva: Feghouli alcanzó la línea de fondo y, de acuerdo con los cánones, pasó atrás al área, Mathieu -estuvo en todas- dejó pasar la pelota alborotando al personal y Tino Costa le pegó rasa y cruzada.

El encuentro parecía sentenciado, o así lo entendió Emery, que decidió dar descanso a Soldado, su goleador fetiche aunque anoche no se le viera. La entrada de Aduriz en su lugar tampoco aportó nada nuevo a una película de la que ya se barruntaba el final. Pero el Valencia no contaba con el espíritu irreductible de Tamudo, al que Sandoval había puesto en el tapete justamente antes del segundo gol. El nueve volvió a demostrar sus condiciones de cazador batiendo a Alves tras ayudarse aparentemente de la mano para controlar el esférico.

Estrada dio el gol por bueno y el Valencia terminó sofocado, asediado por tierra, mar y aire, encerrado en su área achicando balones. La fe del Rayo le premió con una última jugada de estrategia que animó a Cobeño a sacar su lado de delantero. Y, con todo a favor, con la defensa del Valencia tirando mal el fuera de juego, Tito remató a las nubes.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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