Feijóo alerta de que el Gobierno deja "facturas no computadas, deudas ocultas" y un déficit falso
España tiene "facturas no computadas, deudas ocultas" y su déficit real no se conocerá hasta que lo haga público el servicio de Intervención del Ministerio de Hacienda. El diagnóstico es del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y llega un día después de que el líder de su partido y futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se reuniera en La Moncloa con el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y cuando el traspaso de poderes aún da sus primeros pasos.
Las preguntas en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno de la Xunta iban sobre la posibilidad de introducir en España un copago sanitario. Antes de responder, Feijóo optó por describir el contexto.
Este fue el dibujo que hizo de las cuentas públicas que heredará Rajoy: "El Gobierno que tome posesión se va a encontrar con 18.000 millones de euros de deudas del Insalud. Cada español debe 500 euros de la sanidad que están sin pagar. A eso hay que sumarle el déficit público del Gobierno de España, el déficit público real que se determine cuando el Servicio de Intervención del Ministerio de Hacienda lo certifique, más el gasto por encima del presupuesto, más el déficit tarifario".
Luego, dio por hecho que hay "facturas no computadas", y "una deuda del 70% del PIB, más la deuda oculta" sin explicar de dónde salen esas sospechas que ni siquiera la dirección nacional del PP se ha atrevido a airear. Tras pintar ese panorama de la economía española, el presidente gallego se mostró favorable a introducir un nuevo modelo farmacéutico en el que los pacientes tengan que pagar más por las medicinas. Ese es el copago sobre el que se muestra dispuesto a hablar cuando sea citado junto al resto de presidentes de autonomías por Rajoy. Entonces, anunció, se pronunciará en contra de que haya que pagar por consultas médicas o estancias hospitalarias. Apeló a su experiencia como gestor -fue presidente del Insalud cuando José Manuel Romay Beccaría era ministro de Sanidad en el primer Gobierno de Aznar- y dijo que desaconsejaría ese modelo. Pidió "no demonizar" las propuestas de la Generalitat catalana y se mostró comprensivo también con el tijeretazo que el lehendakari, Patxi López, pretende aplicar a los funcionarios: "No voy a utilizar la demagogia contra presidentes que intentan ser rigurosos".
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