Chacón asegura que los resultados del domingo marcan un "final de etapa"

Los socialistas catalanes se desmarcaron ayer de José Luis Rodríguez Zapatero y consideran que la explicación a la contundente derrota electoral, tanto en Cataluña como en España, no ha de buscarse solo en la crisis. El PSC entiende que la razón principal es una "evidente pérdida de credibilidad" y sin precedentes del proyecto socialista, iniciada hace años y frente a la que no han sabido reaccionar.

La ejecutiva del PSC se reunió durante más de cuatro horas en una reunión intensa, como no se recordaba hacía años. Alguna intervención alertó que aún no habían tocado fondo y sobre la necesidad de hacer borrón y cuenta nueva por completo.

Carme Chacón, ministra de Defensa en funciones y candidata por Barcelona, asistió por la mañana en Madrid a la reunión de la ejecutiva del PSOE y por la tarde viajó en AVE para participar en la del PSC, algo que hace en contadas ocasiones. En su turno de palabra, Chacón afirmó que los socialistas españoles y catalanes vivían un "final de etapa", frente al que había que "empezar de nuevo". En ningún momento dio pistas sobre sus posibles aspiraciones a liderar el PSOE, pues es muy probable que los resultados del domingo la hayan llevado a reconsiderar su estrategia.

Al parecer, la misma noche electoral tuvo que cambiar el discurso que había previsto ante la inesperada victoria de Convergència i Unió sobre el PSC en unas elecciones generales.

Chacón abandonó la ejecutiva en mitad de la reunión porque tenía que atender otros compromisos, mientras sus compañeros coincidían, con más o menos intensidad, en el diagnóstico de la situación. El PSC no ha sabido actuar como dique de contención de CiU en Cataluña porque ha renunciado a su catalanismo y, además, por primera vez, no se ha presentado un voto útil para parar al PP.

"La crisis no ha de servir de excusa para explicar lo ocurrido", dijo Miquel Iceta, portavoz de los socialistas catalanes e integrante de la ejecutiva del PSOE, a la que también asistió ayer. "Ya sabíamos desde mayo de 2010 que las decisiones que tomaba el Gobierno eran las que más le convenían a España, pero las que menos interesaban al PSOE", dijo Iceta. En su opinión, el castigo en las urnas es la "contestación a una forma de hacer política" que ha de reformularse, ante el auge de lo que calificó como el "voto protesta", que agrupa las abstenciones, las papeletas en blanco o nulas e incluso el apoyo a una candidatura denominada precisamente Escaños en Blanco. A todo eso hay que añadir, además, una fuga de votos socialistas hacia CiU, Iniciativa per Catalunya y PP, por este orden de importancia y por motivos diversos en cada caso.

Alguna intervención reclamó una dimisión en bloque de toda la ejecutiva ante el revolcón electoral y la creación de una gestora, como hiciera en su día ERC. Sin embargo, esta posibilidad quedó descartada ante la inminencia del congreso del PSC, del 16 al 18 de diciembre, y en el que se deberá elegir al sustituto de José Montilla. Los tres candidatos que hasta ahora se han postulado a dirigir el partido estaban presentes en la reunión y ratificaron sus aspiraciones. También se daba por segura una cuarta candidatura, encabezada precisamente por Iceta, pero es muy posible que esté reconsiderando sus aspiraciones a la vista de los resultados.