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La izquierda de México apela al corazón

El PRD opta por el populista López Obrador frente al moderado Ebrard como candidato presidencial

"Pero, ¿no era el presidente legítimo? ¿no sabe que en México está prohibida la reelección?", ironizaba hace unos días un tuitero en el diario Milenio tras anunciar el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que Andrés Manuel López Obrador repetiría como candidato de la izquierda mexicana en las elecciones presidenciales de 2012. AMLO, como es conocido en este país, nunca aceptó su derrota en 2006 por tan solo el 0,56% de los votos frente al presidente Felipe Calderón, pero el veterano líder radical y populista venció en las encuestas organizadas por el partido a Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal, representante del ala moderada y modernizadora del PRD.

El duelo entre ambos políticos se planteó para muchos mexicanos como un dilema entre la pasión y la razón, entre el corazón y el cerebro, entre el mejor candidato y el mejor presidente. Al final el "Mesías tropical", como le llamó el historiador Enrique Krauze hace unos años, se impuso por el 39,8% de los votos frente al 37,3% al favorito del centro-izquierda. AMLO lucharía por la presidencia. A cambio, Ebrard tendría manos libres para designar a su sucesor en Ciudad de México, una plaza esencial para la supervivencia del PRD y la única que le queda realmente tras la pérdida el pasado día 13 del Gobierno del Estado de Michoacán, cuna del partido.

"El electorado mexicano es de centro-derecha", dice el profesor Bartra

Todo el arco político mexicano ha celebrado, en un país tan poco acostumbrado a que se acepten los resultados, la elegancia de Ebrard al acatar su derrota y la imagen de unidad ofrecida por la izquierda. También se da por seguro que los 20 puntos de ventaja que el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, le lleva en los sondeos, se reducirán pronto.

"Ahora empieza la campaña presidencial en serio y el PRI lo va a tener más difícil", comenta el investigador del Colegio de México, Sergio Aguayo. "Ebrard no tenía ni base en las organizaciones sociales ni en el partido y tendrá que ponerse a trabajar en ello de cara a 2018".

López Obrador ha recorrido incansablemente el país estos cinco años y ha reunido tras de sí a todas las tribus de la izquierda al tiempo que ha moderado su mensaje, una metamorfosis que ya hicieron Lula, en Brasil, y Ollanta Humala, en Perú. El punto culminante de este acercamiento al establishment ocurrió hace unos días al volver a pisar después de un lustro un plató de Televisa, la principal cadena del país y considerada por él hasta hace unas semanas parte integral de "la mafia del poder" que domina México. "Soy partidario de la reconciliación. Quiero inaugurar una nueva etapa con Televisa", afirmó.

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Roger Bartra, antropólogo social de la UNAM, no augura buen porvenir electoral al PRD. "La posibilidad de una izquierda moderna de corte socialdemócrata en México fue destrozada por AMLO. Es consciente de que tiene que irse al centro y modernizarse, pero no creo que en estos meses pueda rehacerse. Fueron las clases medias las que le derrotaron en 2006", afirma. "Ahora el PRI lo tiene más fácil", añade. "El electorado mexicano, pese al 40% de pobres, es de centro-derecha. Las nuevas clases medias son conservadoras y están muy influidas por la cultura popular de Estados Unidos. Es una clase asustada que repartirá su voto entre el PRI y el PAN (Partido de Acción Nacional, en el Gobierno)".

¿Tendrá éxito la segunda versión de López Obrador? ¿Sobrevivirá Ebrard a la eternidad que suponen seis años en política? Ya se verá. De momento, Aguayo cree que el problema real de las elecciones no está en los candidatos, sino "en la compra de votos, en la agenda del crimen organizado y en la debilidad de la autoridad electoral. Van a ser unas presidenciales encarnizadas".

Un grupo de personas con carteles de Andrés Manuel López Obrador.
Un grupo de personas con carteles de Andrés Manuel López Obrador.AP

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