Nacho Novo emula a Quini

Mientras esperaba, impaciente, para reaparecer tras una lesión, Nacho Novo recibía los consejos de Quini, que, literalmente, le comía la oreja. Quizá le explicaba los secretos de un buen rematador. El caso es que, nueve minutos después de pisar el césped, Novo estaba en el sitio justo y en el momento adecuado para mandar a la red el rechace de Moyá tras un disparo de Eguren. Un gol que hacía justicia al Sporting y castigaba a un Getafe con muchos nombres y poco equipo.

Dos conocidos de la afición sportinguista, Míchel y Diego Castro, dan la medida del Getafe actual. Pasaron por su antiguo campo, El Molinón, sin pena ni gloria, aunque el gallego, al menos, se llevó el cariño de la gente al ser sustituido. Quizá también para agradecerle que en sus 71 minutos de juego no hiciera ninguna de las suyas, de las que dejó un buen muestrario en sus cinco temporadas como sportinguista.

Los únicos que estuvieron a la altura fueron Barrada y Miku. El venezolano lo demostró en la exquisita jugada del gol, tras dejar con el molde a los defensas del Sporting. Barrada apuntó detalles muy interesantes, junto a un carácter nada amable, que le acabó costando la expulsión. Turienzo, tan rígido para mostrarle la segunda tarjeta por una simulación, no aplicó el mismo rasero con Barral un par de veces, lo que sacó de sus casillas a Cata Díaz.

En general, el Sporting fue superior y tuvo más ocasiones, pero la salida de Juan Rodríguez reactivó al Getafe, incluso con 10 jugadores. El empate parecía cantado hasta que el uruguayo Damián encontró en el área a Barral y el delantero, reprimiendo su instinto de rematador, dejó para la llegada de Eguren. El resto lo pusieron el oportunismo de Nacho Novo y, quizá, la sabiduría de Quini, al que por algo le llamaban El Brujo.