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El éxito del PP consolida a Alberto Fabra

Los populares logran el 53% de los votos y 20 diputados - El PSOE se hunde y se queda con 10 escaños y el 27% de los sufragios - Entran EU, Compromís y UPyD

Los pronósticos se cumplieron. El PP arrasó en la Comunidad Valenciana; los socialistas rompieron el suelo de las autonómicas y se hundieron más; el bipartidismo de 2008 pasó a la historia con el regreso de Esquerra Unida al Congreso de los Diputados y la entrada de Compromís y UPyD, que obtuvieron un escaño cada uno de ellos. El desastre de los socialistas no tiene paliativo. Hace cuatro años consiguieron 14 diputados, frente a los 19 del PP. En las elecciones de ayer perdieron más de 440.000 votos y se quedaron en 10 escaños, mientras que los populares conseguían 20.

El partido de Mariano Rajoy consolida y aumenta su hegemonía en la Comunidad Valenciana. Su victoria es tan histórica como la derrota del PSOE, que registra su peor resultado en escaños y en diputados desde las primeras elecciones democráticas en 1977. En aquellas elecciones, el PSOE de Felipe González consiguió 13 escaños y el 36,4% de los votos. El peor resultado de los socialistas en la Comunidad Valenciana se registró en 2000, cuando José María Aznar logró la mayoría absoluta para el PP. En esas elecciones el PSOE alcanzó los 12 diputados y el 34,4% de los votos. El porcentaje de ayer fue del 26,7% frente al 28,7% obtenido por Rubalcaba en España y dos puntos por debajo del resultado del PSPV en las pasadas elecciones autonómicas. Los socialistas caen 14 puntos respecto de 2008 en todas las provincias valencianas.

El gran triunfador de la jornada de ayer es, junto al PP, el presidente de la Generalitat. Alberto Fabra se hizo cargo de la institución tras la angustiosa dimisión de Francisco Camps. Fabra se echó la campaña a la espalda con un doble objetivo: intentar superar el millón cuatrocientos votos que logró su antecesor en 2008 y darse a conocer a un partido que apenas sabía de él que era alcalde de Castellón.

No ha logrado aumentar el número de votos por la abstención, pero superó en cerca de dos puntos el porcentaje obtenido en 2008 (53,34 frente al 51,59). Y no solo eso, el PP valenciano se sitúa nueve puntos por encima de la media de su partido en España. Consigue un éxito a pesar de polémicas mayores como la desaparición del trasvase del Ebro, los escándalos que todavía sacuden a su partido, o meteduras de pata como la cometida por el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, que anunció su pretensión de celebrar el triunfo del PP con "champán y mujeres". La crisis económica y los cinco millones de parados convirtieron en irrelevantes las contradicciones y las salidas de pata de banco de los populares.

La aplastante victoria del PP en la Comunidad Valenciana consolida a Fabra como un referente nacional y le da la suficiente fuerza para acometer una nueva estrategia política en la que no podrá esgrimir el victimismo, que tan buenos réditos electorales ha proporcionado a su partido en los últimos tiempos. Una fortaleza política que le permitirá afrontar más cómodamente la limpieza interna de su partido.

La situación en el PSPV es bien diferente. La enésima derrota de los socialistas -no han ganado ni una sola elección desde 1995- va a poner en jaque a la dirección de Jorge Alarte. No son pocos los que estaban esperando un fracaso de esta magnitud para cuestionar su autoridad y su forma de llevar la organización de los socialistas valencianos. El gran problema es que no se vislumbra en el horizonte a nadie con la fuerza suficiente para convertirse en una alternativa real al actual secretario general de los socialistas valencianos. El hundimiento global del PSOE disimula algo -poco- el del PSPV; pero lo ocurrido en la Comunidad Valenciana es histórico y, antes incluso de conocerse los resultados oficiales, ya se escuchaban algunas voces cualificadas reclamando un golpe de timón sobre la forma y el fondo de entender y ejercer la política desde la sede del PSPV en la calle de Blanquerías de Valencia.

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El desastre socialista es generalizado. En Alicante, la ministra de Sanidad ha perdido un diputado en beneficio del PP y a punto ha estado de perder otro que hubiera ido a parar a Esquerra Unida. En Castellón, el PSOE mantiene sus dos escaños; pero el terremoto político es idéntico al del resto de la Comunidad. Valencia, una vez más, se convierte en el agujero negro de los socialistas. En esta circunscripción ha perdido tres diputados de los siete que tenía en beneficio de Esquerra Unida, Compromís y UPyD y alrededor de 240.000 votos. Pero en porcentaje la organización provincial ha perdido los mismos puntos que en Alicante y Castellón. En realidad todo el PSPV ha sufrido una derrota similar.

Alberto Fabra y Rita Barberá, anoche, en la fiesta organizada por el PP en Valencia.
Alberto Fabra y Rita Barberá, anoche, en la fiesta organizada por el PP en Valencia.MÒNICA TORRES

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