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Reportaje:MÚSICA

El taller de Camilo

Diego A. Manrique

Ya sabrán de la extraordinaria trayectoria de Camilo Lara. Uno de los disqueros más activos de México, tanto en multinacionales como con la independiente Suave, también ha convertido un entretenimiento casero, el Instituto Mexicano del Sonido, en una de las propuestas más viajeras de la electrónica mexicana. Está preparando su nueva entrega, Político, un disco airado.

Pero hoy nos interesa su faceta de degustador e intermediador. Hasta su despido en marzo pasado, Camilo ejercía de presidente de EMI Music en México. Ha puesto en marcha El Taller, productora abierta a la música, la literatura o el audiovisual. Sociable y curioso por naturaleza, ahora tiene motivación extra para patrullar la nueva creatividad mexicana. ¿Deberá competir con su antigua empresa y demás multinacionales? "No se interesan mucho por el pop y el rock más imaginativos. En empresas grandes están Enjambre, Zoe y Café Tacuba, que vuelve en 2012. Sin olvidar a personalidades como Saúl Hernández, de Caifanes, un tipo fantástico que todavía podría dar sorpresas".

Para Camilo, las propuestas más fascinantes están en sellos diminutos: "Discos Vale-verga, que está en el norte del país. En Monterrey, Happy Fi. Del Distrito Federal, Terrícolas Imbéciles, el sello de Meme, de Café Tacuba; también, Rock Juvenil y Discos Tormento". La duda está en su supervivencia. "Desaparecen hasta los discos piratas. En Tepito, el barrio histórico de la piratería, los DVD han barrido a los CD. Todo lo musical está online y casi todo gratuito. Lo cierto es que antes se monetizaba sobre discos y te quedaban algunos pesos. Cuando lo haces sobre canciones, o pedazos de canciones, los pesos se vuelven centavos. Más nos vale que moneticemos, esto es irreversible".

En un debate en Casa de América, el periodista Bruno Galindo decía que el rock es, allí y ahora, un entretenimiento de una clase media americanizada. Que sí hay vida en géneros más populares, como la cumbia villera argentina, el reggaeton caribeño o el favela funk. "¡Ah, chinga! ¿Cuánta clase media hay en México? Pensar eso es no haber pisado Latinoamérica o pensar que toda Latinoamérica es igual. Suena mejor decir que el rock es americanizado y la cumbia no. Pero le sugiero al amigo Bruno que oiga cosas como La hora de la hora o San Pascualito Rey".

¿Y en música popular? "Se mantienen los grupos norteños, con acordeón, pero la banda es ahora mismo el género clave. México es banda". Hablamos de agrupaciones con diez o doce instrumentistas de viento más varios percusionistas, al menos un cantante y un coro. "Sí, yo tampoco puedo imaginar sus gastos pero funcionan. La Banda del Recodo hasta gira por Europa". Aparte, Camilo destaca "el movimiento alterado, un buen reflejo de lo que pasa en la República. Musica de narcos para narcos. Letras explícitas que hablan de sus hazañas. En Monterrey descubrieron la cumbia rebajada: cumbias ralentizadas por medios mecánicos. Unos graves como los del dub jamaicano, que dicen te impactan como el pegamento inhalado".

Nadie puede estar indiferente ante el narco y la guerra contra el narco declarada por el presidente Calderón. "Afecta sobre todo al norte y ha sido devastador para la escena musical, que era la más potente de México. Cierran los bares y discotecas donde se presentaban los grupos. Ha habido balaceras o bien los dueños se niegan a pagar el impuesto de los narcos. La música ha vuelto al underground de la Red, que está muy bien, pero imposible profesionalizarse".

Hay respuestas ante ese deplorable estado de cosas, insiste Camilo. "Mi Políticos, imagino, entraría en esa categoría. Aparte, hay que buscar los discos de Mongosaurio (Monterrey), Mentira Mentira (Tijuana), Juan Cirerol (Mexicali), Vicente Gallo (DF), Piyama Party (Monclova). No falta el humor: oigan El zar, de Pellejos. Existe mucha literatura sobre el narco, los libros de Elder Mendoza y Yuri Herrera que conocen en Europa, más Memorias de un sicario, de Juan Carlos Reyna. Para entender el fondo político, sugiero 0.56%, documental de Lorenzo Haggerman".

Deshace Camilo el tópico de que los talentos del cine mexicano han emigrado en bloque a Hollywood. "¡No es una deserción! Apoyan todo lo que pueden a la industria mexicana. Carlos Cuarón es el hermano de Alfonso. Fue guionista de Y tu mamá también y se ha pasado a la dirección con Rudo y cursi. Están muy relacionados con la música y eso se nota en sus bandas sonoras. Fernando Eimbcke comenzó con videoclips y ha firmado largometrajes como Temporada de patos o Lake Tahoe. Hay que estar muy atento con los documentales de María José Cuevas, su primer largo es Bellas de noche".

En literatura, explica Camilo, la cantera parece inagotable. "Sigan a Brenda Lozano, su novela Todo nada es fuera de serie. Pepe Casanova está haciendo cosas interesantes. De Juan Villoro y Xavier Velasco seguramente ya están informados, yo añadiría a Álvaro Enrigue y Jordi Soler". Hay puente aéreo para la literatura, reflexiona Camilo, "es más duro para la música". ¿Alguna tendencia por destacar? "El acercamiento entre la electrónica y la música regional. El Colectivo Nortec e incluso algunas cosas mías. Lo último es 3Ball MTY, que se pronuncia Tribal Monterrey. Tres chavos muy jóvenes, conectados con la moda de las botas picudas. Búsquenlo en la Red, no quiero reventarles la sorpresa".

Camilo Lara, en el centro, con sombrero, con los miembros de su grupo Instituto Mexicano del Sonido.
Camilo Lara, en el centro, con sombrero, con los miembros de su grupo Instituto Mexicano del Sonido.

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