Arenas corona su campaña con el caso de los ERE

El PP andaluz ha cogido como enseña del broche final de su campaña el estruendo renovado del caso de los ERE. Desde hace tres días, no pasa más de una hora sin que algún dirigente intermedio pida dimisiones en la Junta, exija responsabilidades o señale directamente a José Antonio Griñán. Javier Arenas lo usó ayer en Sevilla, en un mitin con Mariano Rajoy, para coronar de manera estelar su recorrido por Andalucía. "Primero fueron las municipales, ahora son las generales, y en marzo vamos a acabar con 30 años de apropiación indebida de las instituciones, de patrimonialización de la democracia, de un 30% de paro, y vamos a mandar a los gobernantes de los ERE a la oposición", exclamó.

El entusiasmo subía cada vez que el líder andaluz hablaba de paro y corrupción

Aunque el mitin fue en realidad un acto de devoción militante al uso -con Rajoy como estrella-, el líder del PP no dejó escapar la ocasión de ahondar en la herida que las actuaciones de la juez Mercedes Alaya han reabierto en el PSOE y la Junta en la recta final. Cada vez que hablaba de corrupción y desempleo, el termómetro del entusiasmo del aforo del polideportivo de San Pablo subía a la máxima temperatura. "Que se acabe eso de irse de rositas, cuando alguien deja un ayuntamiento y un gobierno en la quiebra, responsabilidades judiciales, también". "Vamos a mandar al paro al despilfarro; a los malos gobernantes, a la historia; y a los abusos, al baúl de los recuerdos". El decorado de banderolas azules y palmas por bulerías le hacían sincronizadamente las pausas.

Pero lo que predominó sobre cualquier sensación fue el aire de victoria. Arenas combinó las llamadas al empuje de los suyos con las invocaciones a la concordia del día después. La descripción grandilocuente del momento histórico que su partido está a punto de vivir (ganar en Andalucía y España), con la realidad de la crisis y lo difícil que vienen los tiempos. Los chistes de sus paisanos de Olvera [el pueblo gaditano del que procede su familia], con sentidos recuerdos a los dirigentes fallecidos.

Ni siquiera nombró a José Antonio Griñán. Solo a José Luis Rodríguez Zapatero y a Felipe González, y para bromear con su marcha a Honolulu

[el expresidente ha dicho que se irá a este lugar si Griñán pierde en marzo].

Rajoy y Arenas intercambiaron una buena ración de agasajos. El andaluz le dijo que en los últimos años ha hecho toda una exhibición de "temple, serenidad, firmeza y generosidad". Añadió que iba a devolverle todo lo que le había dado a Andalucía con "mucha humildad y toda la lealtad del mundo".

El líder nacional no solo correspondió con buenas palabras, selló una promesa en firme: "Voy a hacer lo que pueda, y si puedo, más de lo que pueda, para que Javier Arenas gane las elecciones autonómicas". También ensalzó a Sevilla, la ciudad que desde las elecciones locales se ha convertido en un icono para el PP en España.

Los populares ven cómo los mitos caen engullidos por el sumidero del avance de su partido y les resulta casi imposible contener la euforia, por mucho que Arenas no ceje en su empeño de tirar del globo para abajo mirando con gesto circunspecto a las encuestas.

Ayer, el penúltimo día de campaña, los militantes no estaban para moderaciones. "Saldremos adelante con mucho esfuerzo, coraje y patriotismo", dijo Rajoy. Y el polideportivo se vino abajo.