Pánico ante el helado de Anna Wintour
Sé que estando en el mercado el ket-
chup para gourmets Heinz Primera Cosecha y las Lay's sabor gambas al ajillo, cualquier delirio es posible en la alimentación contemporánea. Aun así, la semana pasada tuve que volver a ponerme la mandíbula en su sitio cuando vi en Internet los nuevos sabores que lanzaba Ben&Jerry's en EE UU en homenaje a la diseñadora Donna Karan y a la directora del Vogue americano Anna Wintour: Donna Karamel y Banana Wintour.
Lo de Karan era raro, ¿pero qué clase de droga había llevado a los responsables de la marca a dedicar un helado a Wintour, una de las personas más avinagradas del sistema solar? ¿Cómo podían pensar que alguien iba a asociar su careto de verdugo de la moda con una experiencia gastronómica placentera? ¿Por qué me hacía esto Ben&Jerry's, la única marca de helado industrial que tolero?
¿Cómo asociar su careto de verdugo con una experiencia gastronómica?
Pronto descubrí que todo era una broma, transformada en verdad por el efecto "juego de los disparates" que sufren las noticias cuando corren de ordenador en ordenador a través de la Red. El origen del bulo era una entrada del blog Racked, en la que proponían varios helados de tema fashion a la marca a propósito de su más reciente lanzamiento, el polémico Schweddy Balls. Este sabor, que hace referencia a un popular sketch del programa Saturday Night Live, ha levantado protestas entre algunas asociaciones ultraconservadoras por su alto contenido erótico (se podría traducir como "Pelotas de Schweddy"). En esa línea, Racked sugería el fantástico No More Carmel Toe en tributo al diseñador Marc Jacobs, quien se disfrazó en una fiesta de camel toe (literalmente, "dedo de camello"; metafóricamente, la marca de los labios vaginales en una prenda ajustada).
Por el bien de todos, confío en que las asociaciones entre moda y comida se queden en chistes. El rotundo fracaso de los Fashion Cafe, ese despropósito en forma de cadena de restaurantes que montaron Naomi Campbell, Elle Macpherson, Claudia Schiffer y Christy Turlington, demostró hace años que no hay química en dicha pareja. ¿Quién iba a ir a comer a un sitio cuyas dueñas parecían sobrevivir a base de tortitas de arroz inflado? La moda es un mundo en el que se glorifica la restricción alimentaria y que, por muchas trifulcas que se monten con el peso de las modelos, continúa vendiendo un modelo de mujer escuchimizada. Mejor que ellos adelgacen por su cuenta y no nos amarguen el gozo de ponernos las botas.
benoit tessier (reuters)
Babelia
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