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Oubiña, a punto de conseguir la libertad condicional

La justicia ya no ve impedimento para que el narco vuelva a casa por Navidad

Se cumplen todas las condiciones legales para que el narcotraficante Laureano Oubiña haga por fin las maletas y abandone el estricto régimen penitenciario que le mantuvo encarcelado los últimos 11 años en los penales de máxima seguridad. La justicia ya no ve ningún impedimento para que el traficante de hachís más vigilado de España vuelva a casa por Navidad. Así lo adelantaron ayer fuentes judiciales al tiempo que confirmaron que no se opondrán a la solicitud del tercer grado penitenciario del recluso que acaba de presentar su abogado, Enrique Trebolle, el paso previo para conseguir la libertad condicional y que sería efectiva antes de finales de año.

Un régimen penitenciario que permitirá a Laureano Oubiña comenzar una nueva vida fuera de la cárcel, aunque no se descarta que se le impongan algunas condiciones con las que se pretende completar la reinserción en la sociedad del mediático traficante.

No se descarta imponerle requisitos para completar su reinserción

Cuando le quedan siete meses para obtener su licenciamiento definitivo, la justicia interpreta que las reglas de conducta exigibles al reo se han cumplido, su evolución carcelaria ha sido positiva y su predisposición para colaborar también. Pero, sobre todo, se valora el hecho de que Laureano Oubiña se haya arrepentido de su largo pasado delictivo pidiendo por ello perdón a la sociedad en una carta escrita de su puño y letra.

Después de haber obtenido su primer permiso carcelario el pasado 23 de septiembre, Laureano Oubiña está a punto de disfrutar ya el tercero de cinco días de duración y se calcula que, coincidiendo con el cuarto, más prolongado y previsto para diciembre, el juez central de vigilancia penitenciaria, José Luis Castro, ya habrá resuelto el recurso y firmado el auto favorable a la libertad condicional.

En este tedioso proceso judicial en que el que los abogados del narcotraficante gallego no han dado tregua a los tribunales durante más de una década de cautiverio ininterrumpido, queda todavía un recurso por resolver en el Tribunal Constitucional sobre el cómputo de la prisión preventiva. De resolverse antes del próximo mes de enero, esta resolución podría no solo confirmar sino incluso adelantar el tercer grado para Laureano Oubiña, según indicaron las fuentes consultadas.

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El narcotraficante convicto se llegó a sentar en siete ocasiones ante los tribunales y solo quedó absuelto en una de las causas que se abrió contra él por blanqueo de dinero en las operaciones que financiaron la compra del Pazo de Baión, aunque los tribunales acordaron su decomiso.

Su largo historial se remonta a los años setenta cuando fue condenado por cohecho durante su pasado como contrabandista de tabaco, aunque antes le habían juzgado por robar un puñado de racimos uvas. Unos meses antes de caer en la redada de la Operación Nécora, el entonces famoso tabaquero y presunto narcotraficante fue condenado por contrabando de un visor nocturno que, según declaró, utilizaba para vigilar los viñedos del Pazo de Baión, y de atentado a la autoridad, al increpar en la cocina de su casa a un guardia civil cuando procedía a un registro.

"Me arrepiento de los delitos cometidos"

Es el contrabandista y narcotraficante español que más detenciones y juicios ha protagonizado. Incluyendo su estrambótica fuga a Grecia el mismo día en que la Audiencia Nacional su primera condena por narcotráfico después de quedar absuelto en la Operación Nécora. Estas conductas reincidentes y rebeldes contra la justicia, convirtieron a Oubiña en uno de los personajes que generó mayor alarma social y fueron la causa de todas sus desgracias, incluido el destino del Pazo de Baión.

Cansado de pelear con los tribunales, y de escribir quejas manuscritas desde su celda (se han contabilizado cerca de un centenar), Oubiña decidió un día pedir perdón. En una extensa carta, fechada en enero de 2007, dirigida a los jueces y a la sociedad, el narcotraficante reconoce "total asunción y arrepentimiento de los delitos cometidos" y se compromete a hacer "un buen uso" de su libertad y prepararse "para una vida laboral estable", con una vida "de respeto" a "la familia y la sociedad, fuera de la comisión de delito alguno". "Quiero poder prepararme para una vida laboral estable y obtener el reconocimiento del entorno social al que he de regresar y cuento para ello con todo el arraigo y apoyo familiar", escribe.

Hace alusión a su vida en la cárcel, a su buen comportamiento y a sus méritos penitenciarios, como un diploma en electricidad, su acceso a la UNED y un certificado de asistencia a la escuela de tutorías. "Tengo multitud de recompensas por laboriosidad, escolaridad y buena conducta, todas anotadas en mi expediente penitenciario", añade.

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